Tardaste unas semanas en volver a ser el mismo.
Estuve la mayor parte de los días junto a ti.
No parabas de decirme que me querías.
Tenías miedo de que yo también me fuera.
Pero no pensaba dejarte solo nunca. Jamás.
Me equivocaba, pero no lo supe hasta que fue tarde.
En realidad, tenías miedo de irte tú.