Capitulo 6 (Extraña)

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-Cambiare la batería, si me es posible.

-Pues… - Pensó unos segundos.- Vale, está bien. Iré a buscar algunas.  

Carolyn empezó a caminar, pero Roger la detuvo jalándola del brazo y atrayéndola a el para darle un corto beso en los labios.

-Te amo- Dijo él.

-Te amo también, cariño. Ahora debo ir por las baterías, mientras menos tiempo nos lleve esto, será mejor.

-Pero… nosotros no trajimos baterías.

Carolyn se llevó una mano a la cara por instinto, no había pensado en aquello.

-Es cierto… pero aun así iré a buscar. Esta casa está llena de sorpresas.

Se soltó de su agarre y camino al armario que no estaba muy lejos. Trato de buscar el algún abrigo, sería el cielo si encontrara una. Al meter la mano un poco más al fondo del gran armario de dio cuenta de que había un ranura ahí, que no habían notado antes de meter la ropa. Quito lo que le obstruía la vista, y ahí estaba. Una enorme grieta que pareciese que tenía algo más allá.

-Roger…

-¿Si?- Dijo llegando a su lado.

-Mira esto.

Roger desvió su mirada hacia el “gran descubrimiento”. Lo miro por unos segundos, y minutos después ya tenían toda la ropa fuera, otra vez. Al ver que no tenían mucho espacio para pasar, fueron por un martillo y terminaron de romper la pared. Roger había entrado al espacio sin fondo con una vela… segundos después hablo.

-Solo son algunas cosas viejas, hay un piano y una muñeca también.

-¡¿Una muñeca?!- Exclamo algo fuerte para que lo escuchara.

-Sí, amor. Una muñeca. Tal vez le guste a alguna de nuestras hijas, es muy linda y parece que ha estado ahí por mucho tiempo… Pero, - Hizo una pausa.

-¿Pero, qué?

-No entiendo el por qué le han puesto candado, si solo es una muñeca.

-¡Anda! Ven y tráela. Ya casi tengo que ir por las niñas.

-Está bien.

Así fue. Roger subió la gran caja con la muñeca dentro, solo que como era el espacio muy pequeño, la vela se le cayó a Roger dándole el susto de su vida a Carolyn. Pues su mayor temor era el fuego, no le temía a nada más… O eso creía. Por suerte, la casa no termino en llamas ya que la vela con el mismo impacto se había apagado. Aliviados, siguieron con su tarea. Pusieron la caja encima de la mesa del comedor, segundos pasaron sin que ninguno de los dos hablara. La muñeca tenía el cabello hecho a base de lo que parecían estambres gruesos de color naranja rojizo, ojos grandes de color azul, portaba solamente lo que sería un mameluco de color crema muy claro y desgastado, sus piernas y manos estaban atadas hacia el frente… En la misma dirección en la que apuntaban sus manitas, decía lo que sería su nombre.

-Annabelle. – Dijo Carolyn.- Lindo nombre.

-Ya lo creo, debimos de haberle puesto ese nombre a alguna de nuestras hijas.- Ambos rieron un poco.- Bueno, la abriré.

-No, esperemos a que traiga a las niñas. Para que la vean en su caja y piensen que esta nueva.

-Eso no sería justo, aparte, no creo que sean tontas como para no saber que ya está usada. ¡Mírale la ropa y la caja esta echa un desastre!

-Tienes razón. Pero aun así, no la abras.

Carolyn fue a recoger a sus tesoros. Todas le contaron que habían tenido un día fantástico. Que toda la escuela estaba algo desconcertada por la llegada de ellas, pero con el transcurso del día, se acostumbraron y hasta jugaron con ellas. Andrea conoció a un muchacho muy guapo, según lo describía, le había gustado mucho. Sus hermanas le estaban haciendo burla por eso, era gracioso. Al llegar a casa, antes de bajar del coche, Carolyn les aviso que tenía una sorpresa para ellas.

-¿Es el perro?- Dijo Andrea con un tono de fastidio.

-No, el perro  será para otro día. Es algo mejor.

-¿A sí? ¿Un caballo?

-No, mi niña. No puedo decirles, es sorpresa.

Todas asintieron y bajaron del auto. Roger las esperaba en la puerta con una bandeja de panquesitos de chocolate, era raro en él. Pero de seguro era porque era el primer día de clases para las niñas, y quería recompensarlas. Comieron todos los panques, y entraron a ver la sorpresa. Roger había tapado la caja de la muñeca con una tela de color rojo pasión, y le había puesto un moño grande al frente.

-Bueno, ábranlo. Esperamos que les guste.- Sonrió y abrazo a Carolyn.

Las niñas lo abrieron con una gran emoción, podían notarlo en sus rostros y en como rompían la tela. Pero al final… no fue la reacción la que tuvieron la esperada.

-Mama… -Mascullo la más pequeña.- ¿Qué es esa cosa?

-Una muñeca mi amor. ¿No es hermosa? Miren su ropita.

-¿Por qué tiene candados, Mama?- Dijo Andrea con una confusión masiva.

-No lo sabemos… Debemos aceptar que la encontramos en el sótano de nuestra casa, ¿No les gusta?

- Es muy… extraña.

 -Oh claro que es extraña! Es especial!

By: Tabata Tu Escritora

El Conjuro [La Verdadera Historia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora