Pequeña confusión.

311 11 6
                                    

-Mañana mismo. –Contesto el director. –Si tu jefe esta desacuerdo.

-Me duele un poco soltar a Gabriel, pero no puedo evitar su crecimiento. –Exclamo mi jefe. –Él es uno de los mejores desarrolladores, sus cualidades, como lo mencionas, son muy productivas para el equipo y dejara un gran hueco en el área, pero será una magnifica adquisición para los altos mandos.

-Entonces está decidido. –Dijo el director con una sonrisa. – Gabriel, ve a entregar tus responsabilidades y proyectos con tus compañeros después quiero que te dirijas con recursos humanos, allí ya estarán tus papeles y las órdenes para que hagan la transferencia, así como tu nueva propuesta económica.

-Muchas gracias por tomarme en cuenta. –Respondí.

Hice todo lo que me había dicho director, aunque me tomo algunas horas hacerlo todo, pude incluso salir un poco antes del trabajo.

Llegue a casa para descansar, tantas emociones me habían fatigado y sentía que me merecía un poco de tranquilidad. Decidí que lo primero sería darme un merecido baño y al ver mi cuerpo desnudo en el espejo note algo de lo que no me había percatado.

Mis testículos parecían haber desaparecido y mi pene se veía diminuto, era quizá una tercera parte de como estaba antes. Mi escroto seguía allí pero se veía vacío y flácido, por lo que se veía como si colgara un poco de piel en mi entrepierna. Ya había notado que mi lívido había disminuido pero lo atribuía a las pocas horas que descansaba y al estrés de las arduas horas que trabajaba.

-Quizá lo mejor sería que fuera al médico, no es normal que mis testículos estén tan contraídos, pero no será hoy, quiero dormir. –Me dije a mi mismo.

Al siguiente día, llegue al trabajo y me dirigí a recursos humanos, donde espere a que llegara mi nuevo jefe, el director de Innovación, desarrollo y sistemas tecnológicos. Cuando lo hizo, me llevo a una oficina en frente de la suya donde había cuatro escritorios y tres mujeres que allí trabajaban.

-Buenos días, chicas, les presento a Gabriel, a partir de hoy será asistente ejecutivo como ustedes. –Me presento. –Quiero que le enseñen sus actividades, la próxima semana se ira de capacitación a España por un mes y cuando regrese se integrara a su equipo. Cualquier cosa que necesites puedes ir a mi oficina, Gabriel.

El director se fue y me dejo con las chicas una de ellas se acercó a mí y me presento al equipo.

-Hola, Gaby, yo soy Jennifer pero puedes llamarme Jenny, te enseñare lo que hacemos aquí. Ella es Ely y ella es Katy...

-¡Hola, Gaby! –Dijeron al unísono.

-Realmente ninguna tenemos funciones en específico. –Siguió Jenny. –Todas hacemos el mismo trabajo turnándonos cada día quien hace los reportes y quienes contestamos los teléfonos. Aquí llegan todas las llamadas que van para gerencias y dirección, y nosotras tomamos nota de las llamada, les avisamos a los jefes y si así lo desean, hacemos transferencia telefónica. En algunas ocasiones nuestro jefe nos pide que le hagamos un café o que realicemos alguna llamada por él, también está dentro de nuestras funciones.

Me quede helado al escuchar mis nuevas actividades. Dije casi apresuradamente.

-¿Me disculpan un momento?

-Claro que sí, Gaby, ¿sabes dónde queda el baño? –Dijo Jenny creyendo que quería usar el sanitario.

-Sí, muchas gracias. Dije y salí de esa oficina rumbo a la del director.

Llegue a ella y mi jefe pregunto a verme.

-¿Está todo bien? Tiene cara de asustado.

-Sí, director...

-Llámame Damián.

Me sonroje y baje la cabeza. –Sí, Damián, es que creo que algo no está bien.

-¿Qué es lo que te aflige? –Pregunto.

-El lugar en el que estoy solo hay mujeres...

-¿Eso te molesta? –Interrumpió.

-No, no es eso, son secretarias...

-Ya no se les llama así, son asistentes ejecutivos.

Me quede boquiabierto por unos segundos. –Eeee ¿Esas son las funciones que quiere que realice?

-Sí, como te lo explique ayer, allí desarrollarlas las habilidades que te hacen falta, y principalmente te quitara el nerviosismo de hablar con las personas. Pensé que lo habías entendido.

-Yyyy yo, me disculpo. –Baje la cabeza.

-Jejeje, no tienes que pedir disculpa, también estar con ellas te dará un poco más de seguridad. Solo asegúrate de aprender todo lo que ellas te enseñen, son estupendas en lo que hacen.

-Sí, Señor Damián. –Mi jefe sonrió y deje su oficina.

Al regresar con las chicas Jenny me pregunto. –¿Todo bien, Gaby?

-Sí. –Conteste con una sonrisa.

-Tardaste un poco, estaba a punto de llevarte una toalla. –Dijo Katy y las tres empezaron a reir.

Mis ojos casi salen de mi cara al escuchar su comentario. Ellas creen que soy mujer.

Morphosis blueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora