Capítulo IV: All monsters are humans (*)

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Tipo de narrador: Tercera persona 

Las sirenas de policía y ambulancia retumbaban por el puente de los besos, había muchas personas deseando ver detrás de la cinta amarilla que decía no cruzar, que ni siquiera parecieron notar cuando un versa negro aparco y de él bajaron tres adultos buscando a sus hijos

El resto de los perdedores pudieron encontrar a sus hijos en la feria, Ben de inmediato fue al lado de los mellizos y aunque siempre dijo que esos dos lo tenían al borde del psiquiátrico, por esta vez no pudo estar más aliviado de verlos y abrazarlos con todas sus fuerzas. Bill y Beverly se reunieron con Mía y Evan respectivamente, Bill olvido que estaba molesto con Mía por quemarlo en twitter y la abrazo como si su vida dependiera de ella, mientras que Bev corrió a abrazar a Evan sin importarle que estaba lleno de raspado de cereza y le pidió a «sus ojos» que jamás la vuelva a asustar de esa forma, por último, Lily ya se había quedado dormida mientras Camille la cargaba y cuando su padre y su tío Stan llegaron, solo le entregó a la pequeña rizada a su tío que se alivio al verla igual que cuando la dejo al cuidado de la morena, que apenas soltó a la niña, corrió a abrazar a su padre sin entender porque, pero se veía que necesitaba un abrazo

Pero cuando Lucy, Eddie y Richie preguntaron por sus tres hijos, Mía les dijo que se habían ido a buscar el auto hace media hora, pero que al ver a Lily un poco alterada porque un loco se le acercó, prefirieron quedarse en el lugar donde había más luz, después de todos ellos no conocían Derry 

—¿Donde carajos se metieron?— Tozier maldijo mirando a todos lados. Malcolm y Lory seguían sin contestar sus celulares y el de Dash en definitiva les mandaba a buzón

Gray no podía dejar de mirar los barandales del puente sin recordar esa vez cuando Henry Bowers y sus amigos la sostuvieron contra el puente mientras la golpeaban y le rompían la ropa, recordaba el amargo sabor de ser tocada contra su voluntad, pero luego recordó la sensación placentera cuando degolló la garganta de su abusador asegurándose de ser la última 

Aun así se acercaron a las miles de patrullas encendidas, sin embargo, a los tres les estuvo por dar un infarto cuando oyeron que encontraron un cadáver en el río y que había dos testigos del crimen. ¿Un asesinato con dos testigos? Justo el número que les faltaba. Así que Tozier, Gray y Kaspbrak corrieron sin importarles la cinta amarilla y

—Señora, no puede pasar— el oficial apuntó del otro lado al ver a la mujer junto con los dos hombres cruzar la cinta. La pelirroja solo tuvo que mostrar su placa para que oficial la mirara con los ojos abiertos

—Soy la teniente Lucy Gray de la fuerza especial de Nueva York— le dijo en el tono demandante que siempre usaba 

—Pase usted, teniente— el oficial sólo se hizo a un lado para dejarla pasar al lado de sus acompañantes para acercarse a las ambulancias 

—Debemos agradecerle a tu rango, pastelito— murmuró Tozier torpemente siguiendo los pasos del matrimonio 

—Lory, Dash— Lucy y Eddie miraron la primera ambulancia, solo un hombre de veintitantos que parecía en shock— ¡niñas!

—¡Papá!— una voz familiar los hizo acercarse a la segunda ambulancia donde vieron a su primogénita recibiendo lo que parecía ser un suero conectado a su brazos

—¡Lory!— ambos se lanzaron a abrazar a la castaña que se quejó que la apretaban pero si así la soltaron

—¿Que paso, cielo?— Eddie le tomó las mejillas mirándola de arriba a abajo, solo estaba despeinada, parecía que transpiraba y su maquillaje estaba corrido

—Estoy bien, enserio— Lory sonrió achinando los ojos a sus padres y padrino mientras tocaba la punta de su nariz y volvía a extender los brazos repetidas veces— todo bien 

𝓐𝓵 𝓯𝓲𝓷𝓪𝓵 𝓭𝓮𝓵 𝓹𝓸𝔃𝓸  |IT; chapter One & Two|©(EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora