Oscuros

Capitulo I

Todo iba bien, realmente muy bien.
Una chica que realmente cree que es normal hasta que un día por pura y simple curiosidad se da cuenta de que no lo es...

Si, yo y mi maldita curiosidad fue lo que me trajo directo a la pintura.

Un día común y corriente me encontraba en mi oficina leyendo y averiguando más datos curiosos acerca de como la gente en Roma creyó que era la vida de los dioses y aunque muchos digan que nunca voy a llegar a entender gran cosa de esto, creo que nadie sabrá nunca lo que me pasó después de ver aquella pintura, después de muchos días de ardua investigación creo que estoy cerca de averiguar algo más.

Pero no nos vayamos tan lejos...

Un día me llamó mi "abuelo Dante" y lo digo entre comillas por qué no es de mi familia, para pedirme que fuera a verlo para revisar una pintura que había encontrado, me había mandado una foto sobre lo que decía en la parte de atrás.
"Ésta pintura guardará el poder de la última de nosotros que pasara viviendo entre los mundanos por  decenas o miles de años, hasta que su mismo poder dicte que sea hora de encontrarse con ella y así empezará la batalla de la luz y la obscuridad"

Por un momento creí que era algo absurdamente estúpido, porque habría de decir ese tipo de cosas un simple cuadro que al parecer no tenía gran tiempo de antigüedad.

Eso pensaba hasta que llegué a ver el cuadro, era una pintura bastante detallada y está si contaba una bella historia, solo si uno veía bien la pintura, ya que no hablaba de nada más y nada menos que de el amor que un padre le tiene a su pequeña y de todos los cambios que ésta va teniendo.
Por un momento creí que estaba loca o que me estaba haciendo una mala pasada

- Abuelo... - dije para llamar la atención del viejo señor que me acompañaba para mostrarme la pintura, era algo amargado ese señor con las personas que no conocía, pero ya que él fue quien me cuidó desde hace unos años atrás tras el accidente de mis padres adoptivos, les puedo decir que este señor es todo un pan de Dios...

- ¿Qué sucede Effie?- si, el nunca me llamaba por mi nombre, siempre me decía así, ya que en algún momento de mi infancia, según tenía entendido, así me decían ya que no me querían llamar por mi nombre, y nunca supe el porqué...

- ¿Quién trajo la pintura? Fue algún admirador o chico obsesionado conmigo?

- No Effie, el cuadro lo encontré ayer por la noche entre las cosas que tus padres adoptivos tenían en una bodega, me llamaron para pedirme que fuera a ver lo que había por que cada año era costumbre de ellos depurar el lugar, le pedían al encargado que les marcara para la depuración y ese día fue ayer.

No sabía que decir, mis padres nunca me dijeron de esto y yo nunca supe que tenían una bodega alquilada para guardar estas cosas, por lo que me da a entender que el cuadro no puede tener gran cosa de antigüedad ya que la que está ahí soy yo de eso no hay duda en lo más mínimo, pero me pregunto ¿quién es el que está ahí conmigo?
Por qué mi padre adoptivo no es, y tampoco puede ser mi padre biológico por qué no pude encontrar nada de ellos.

Después de quedarme observando la pintura un rato decido revisar más de cerca, así que doy dos pasos más para quedar perfectamente bien al frente de ella, es cuando algo en el marco llamó mi atención. Era un pico brillante que sobresalía de la parte superior derecha del marco, así que decido ver qué es...

Al tocarlo siento un fuerte tirón de mi que me lleva a una inconsciencia rápidamente.

Me encuentro en una habitación vacía, con solo un vestido de seda beige, la habitación es toda blanca y con grandes ventanales que me dejan admirar un bello cielo estrellado con una gran luna que alumbra toda la habitación.
Pero de pronto aquel escenario cambia, ya no estoy en aquella habitación tranquila y con un bello paisaje, ahora me encuentro viéndome a mi misma dormida en una gran cama con solo un camisón amarillo claro para dormir sin que nada más me cubra, busco con la mirada una salida sin detallar aquella habitación ya que algo me dice que tengo que salir de ahí pronto, hasta que doy con una puerta de madera con algunos detalles de oro y sin pensármelo dos veces atravieso aquella puerta para llegar a un largo pasillo con los pisos de mármol y algunos cuadros en los que aparezco alado de un señor al que no recuerdo nunca haber visto, sigo caminando por aquel pasillo al que me condujo aquella puerta hasta que doy con otra puerta, esta es aún más grande que la otra y es toda hecha de oro y mármol tallado, al abrirla me encuentro con el mismo hombre de aquellas pinturas pero con ropa distinta, trae una armadura toda dorada y detrás de él hay muchas personas tanto hombres como mujeres que visten igual que el, y como si algo en mi se encendiera recuerdo todo lo visto en las clases e investigaciones que he hecho, y entonces entiendo es Zeus y junto a él están Poseidón y Hades, los tres hermanos juntos, y cuando veo el porqué traen sus armaduras puestas siento un gran miedo, por qué ya no estoy parada frente aquella puerta, ahora estoy en medio de Zeus y la mujer contra la que se está viendo cara a cara, es una mujer de tez tan blanca que parece que está muerta, unos ojos tan negros y profundos como dos pozos sin fondo y unas facciones afiladas, su cabello largo y tan negro le cae lacio por la espalda con algunos mechones estorbando le en el rostro.

Cuando acabo de detallarla puedo darme cuenta ya de que ella si me ve, y al hacerlo me sonríe y deja al descubierto una fila de dientes blancos con unos largos colmillos y es ahí cuando todo se desata, todo pasa demasiado rápido, golpes, rayos, fuego, armas volando por todos lados y ni hablar de la cantidad de cuerpos que empiezan a haber en el suelo, cuando todo paró ella se percató de que los cuerpos que más había en el piso eran de los dioses solo quedaba uno en pie y ese era Zeus.
-No la vas a encontrar nunca, ni a ella ni a todos los que mandamos a la tierra- dijo este con voz cansina.

Ella solo sonrió ampliamente y dijo - Querido Zeus ya deberías saber que de la obscuridad nadie escapa- sonrió victoriosa para después simplemente cortarle la cabeza a aquel hombre que se encontraba ahí.

Desperté de golpe y con lágrimas en los ojos, ya no estaba frente a aquel cuadro sino en mi cama en la casa de mi abuelo, no sabía que pasaba ni que sentía al haber visto aquella escena en la que mataban a aquel dios sin piedad.

Fue entonces cuando miles de recuerdos le empezaron a venir a la cabeza y los veía pasar frente a sus ojos como si de una película se tratase.

Al acabar de recordar sintió una fuerte necesidad de gritar y hacer que todo estallara, y con un leve cosquilleo en las palmas de las manos y en la punta de la lengua se dispuso a hacerlo sin importar que sucediera dentro de su habitación.

Y eso hizo, gritó como si su vida dependiera de ello...