seumulyeodeol

3.1K 166 55
                                    

Emilia:

Quedaban horas pa' la fiesta y no quería ir, porque sabía que iba a pasar algo.

—Te está mirando.— miré a la Cata y no caché.—Te está mirando el Bruno.— me afirmó y miré hacia arriba.

—Ugh, el culiao.— susurré.

—Igual te gusta.— me pegó en el codo.

—No.— negué.

<<Erí' mentirosa, culiá>>

[...]

Iba subiendo las escaleras, cuando sentí una mirada por detrás. Se me aceleró el corazón y caleta, no sabía que me pasaba, hasta que giré la cabeza y era el Bruno.

—Hola.— habló serio, poniéndose a mi lado y yo solo seguí subiendo la escalera, ignorándolo.

¿Que pretendía?

Entré a mi sala y la Paz me abrazó.

—¿Vai a venir a la fiesta, cierto?— lo dijo con un tono de voz de advertencia.

—Sí.— respondí.—Pero, no estoy segura.— agregué.

—Tení' que venir, la vamos a pasar bacán.— sonrió.

—Creo.— hice una mueca.

[...]

Salí del liceo y me fui caminando con mi hermano a mi casa, íbamos hablando de muchas hueás y, aunque tenía catorce años, entendía y cachaba todo lo que pasaba a su alrededor.

—Emi, ya sabí' que el Bruno siempre se manda cagazos en las fiestas y tampoco te quiero ver triste.— hizo un puchero.

—Olvida al Bruno, quizás ni vaya el hueón.— pateé una piedra con un poco de rabia.

—Siempre intenta hacer algo en las fiestas y vo' lo sabí', no quiero que te haga nada.— me advirtió mi hermano.

—Ya, enano, camina mejor.— lo empecé apurar y llegamos a nuestra casa.

En la hora del almuerzo, estaba toda mi familia sentada para comer y todos hablaban y se reían, mientras que yo me preguntaba; ¿que hice mal?

Me sentía miserable y horrible, ya estaba que no iba a la fiesta y me la pasaba viendo películas mamonas con finales felices.

—Cielo, ¿qué pasa?— habló mi mamá y desperté del trance, ah.

—No, nada.— respondí.

—¿Estai nerviosa por la fiesta?— dejó el vaso a un lado y tomó el salero.

—No, bueno, un poco.— me llevé el tenedor a la boca.

—Ya, vamos que te tengo que arreglar bien bonita.— se levantó de la mesa y yo igual, dejando a los demás comiendo.

[...]

Pasaban las horas y se acercaba la fiesta.

—Listo.— me dijo mi mamá. Me terminó de maquillar y sonrió.

—Gracias.— le sonreí y me dio un besito en la mejilla.

Mi papá me fue a dejar a la fiesta de gala y no me quería bajar del auto.

—Emilia, te daré un consejo.— dijo, mientras se estacionaba.—Tienes que enfrentar lo que te duele, avanzar...— se quedó callado y habló.—Ahora, es momento que te bajes de esta camioneta, que disfrutes y demostrar que erí' toda una conchesumadre.— dijo y con el Jorge nos cagamos de risa.

➤Nos ahueonamos 《CHILENSIS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora