seoreunset

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Una semana después...

Estaba en el patio trasero del liceo estudiando, cuando alguien se sentó a mi lado.

—Hola, loca.— me desordenaron el pelo.

—Hola, hueón.— saludé al Gabriel.

—¿Que estai haciendo solita?— preguntó acomodándose a mi lado.

—Estoy estudiando física.— hice una mueca y bajé la vista a sus manos, me di cuenta que llevaba pan y yo estaba cagá de hambre.—¿Qué es?— apunté.

—Pan con mantequilla, ¿querí'?— partió el pan en dos.

—Dale.— le acepté el pedazo.—Mmh...es el pan que hacia tu mamá.— recordé cuando mastiqué.

—Sí.— sonrió.—Tení una hueá ahí.— me apuntó y me quedé quieta.

—¿Dónde?— fruncí el ceño, me miré el pelo y no tenía nada.

—Aquí.— se comenzó acercar y con su dedo me quitó algo de la mejilla, pero vino y de golpe me chantó un tobesi.

No sé cómo, pero lo empujé y tomé mi cuaderno rápido.

—¡Gabriel culiao!— le grité.—¡No volvai hacerlo!— le dije y me fui.

Me dio cosa hueón, al tiro pensé en el Bruno y cuando iba cruzando el pasillo azul del liceo, me di cuenta que estaba en el segundo piso mirando todo...

Cagué al Bruno.

Subí rápido al segundo piso y cuando le iba hablar, ya no estaba. No estaba en el pasillo y el timbre sonó haciendo que muchas personas caminaran alrededor mío.

¡La cagué!

Temblando, me fui a mi sala y me senté al final.

<<Bacán, esperaste tres años pa' cagarte al Bruno>>

¡Mente culiá!

[...]

Toda la clase estuve nerviosa y pasándome muchos rollos, hasta mis amigas se dieron cuenta de que algo me pasaba, pero no les dije ná' porque no quería que me retaran.

Cuando tocó el timbre y salí de mi sala, él no estaba afuera y se me hizo raro. Esperé algunos minutos, pero no aparecía y lo fui a buscar a su sala.

—Hola.— dije una vez que lo vi en su sala guardando sus cosas.

—Hola.— dijo cortante y salió apurado de la sala.

—¿No hay beso para mí?— hice un puchero y lo seguí por el pasillo, él iba adelante y yo iba atrás siguiéndole el paso.

—Pídele al Gabriel que te de uno po.— paré en seco y él igual.

—¿Ah?— me hice la hueona y fue peor.

—Eso po, pídele al Gabriel que te chante un beso, como en la mañana.— se dio vuelta y estaba rojito.

Resoplé, estaba cansada de esa actitud desafiante.

—Bruno, no fue como pensai...— intenté explicar, pero estaba tan a la defensiva que me interrumpió.

—Vi todo, Emilia.— negó con su cabeza.—Deja de ponerle excusa, en serio.— se estaba enojando y no me gustaba verlo así.

—Pero, Bruno, él me robó un beso...— me acerqué a él y solo se alejó.

—¿Pa' eso esperaste tres años?— me preguntó y me dolió.—¿¡Esperaste tres años pa' cagarme!?— gritó y sentí como me encogía por el miedo. En el pasillo no había nadie, solo yo y él, nuestro problema y los gritos en el aire.

➤Nos ahueonamos 《CHILENSIS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora