— Bueno Teo, así pasó todo en aquel día de la presentación. — le respondo después sentir nostalgia por el recuerdo.
— Entonces, ella y tú se hicieron novios.— me responde Teo muy emocionado.
— Justo eso te iba a explicar.— le respondo.
—¿Es un no?— me pregunta muy desesperado.
— Ya vas a entender bien lo que pasó. — le explico.
— ¡Cuenta me, chaval!—Me habla utilizando su acento español. Seguido, empiezo a contar.★Al día siguiente, había olvidado pero era comienzo del tercer ciclo. Así que, al entrar a mi salón, empecé a ver rostros nuevos. (Cada ciclo durante el año cambiaban de salones a algunos alumnos, según su rendimiento académico.)
Caminé hacia mi asiento y encontré una chica con cabello rubio y una chaqueta negra de cuero. Uno de sus mechones de su larga cabellera era de color rosado, combinaba perfectamente con su tés clara y sus lentes de contacto color azul.
Ella estaba sentada en mi lugar con sus pies encima de mi mesa. Lo peor es que parecía haber pisado estiércol y estaba llenando de pedazos de lodo por todo el mueble. Me acerqué un poco incómodo para pedirle que salga de mi sitio como todo un niño bueno.
—Este... Disculpa, pero estás sentada en mi sitio y te pediría que bajes tus zapatos sucios de mi mesa.— le hablé llamándole la atención un poco inseguro de mis palabras.
—No te preocupes, niño.— Me respondió de mala gana, sacándose los zapatos y poniéndolos a un costado del pasadizo.
Yo me quedé pensando que decirle mientras observaba su tonta acción.
—Listo, niñito.—me respondió de forma sarcástica.
Seguido, me sentí derrotado por sus malas acciones así que tomé la decisión de ocupar el asiento de adelante. Ella me empezó a molestar con sus pies cubiertos por unas medias negra con puntos rosas. Empujaba los restos de estiércol a mi cabello, lo que procedí a ignorarla mientras leía un libro. Dentro de mi mente rondaba la idea que le faltaba atención en casa y por ello quería ganar la mía, justificando sus molestosos pies.
Tocó el timbre, ella se sentó fingiendo que había estado todo el tiempo leyendo el libro de Física. Miré a mi alrededor buscando a Carolina, lo cual fue en vano. Pensé que no vendría pero tocó el segundo timbre y se encontraba entre los jóvenes que habían llegado tarde. Se veía hermosa con una blusa floreada y el cabello sujeto con un lazo rojo. Estaba contemplando la hasta qué...
—¿Vas a continuar viéndola o vas a resolver el examen para que yo pueda aprobar?— me susurra la chica cretina.
—No te voy a pasar las respuestas. No he estudiado.— le respondo en voz baja con un poco de temor que la profesora se de cuenta.
—Eso es una mentira, tú eres el niño famoso que está en uno de los peores salones por no presentar cuadernos ni tareas pero aprueba sin estudiar con buena nota todos los exámenes y gracias a ello logra aprobar todos los cursos. Muchos te llaman prodigio, yo te llamaré "Mediocre".— me responde de forma satírica.
—Llamame como tú quieras pero no te pasaré ni una sola clave.— le respondo muy incómodo.
Pero... Era cierto. El primer año habían sospechado que en todos los exámenes había copiado pero no fue así. Mi memoria me ayudaba en este caso, cada clase de cada curso recordaba durante los exámenes diarios. Así que cuando terminé el último examen del año anterior, me esperaron con un examen especial que lo daría en completa soledad. Me pidieron que me quitase la polera, revisando me los bolsillo. Para mí buena suerte, solo fallé en una la cuál fue de una clase que me llevaron al tópico por fiebre, pero todo lo demás se encontraba correcto.Al pasar el examen, sentí como la joven que se encontraba detrás me odiaba. Yo no entendía porque vino a molestarme a mí. Probablemente me vio un joven perfecto para ser una víctima de bullying.
Pasé toda la clase pensando sobre lo que me había dicho. Ella pasó la mitad de la clase masticando chicle y la otra mitad, dormida.
Dentro de poco tocaría el timbre. Así que el maestro Trébol nos pidió el trabajo grupal de clases. Yo hice mi trabajo con Carolina y Arturo, pero el trabajo era de cuatro personas. La chica nueva no sabía qué hacer cuando el maestro le pregunto a qué grupo había pertenecido.
—Disculpe jovencita, ¿cuál es su nombre?— la despierta tocándole el hombro.
—¿Ah? ¿Mi nombre? ¡Ah, si! Mi nombre es April. ¿El de usted?— se lo dice un poco somnolienta. Mientras ellos hablaban, todos estaban volteando y al escuchar la última oración se habían echado unas risas.
—Señorita April, mi nombre es el maestro Trébol. Bienvenida a mi clase. Por lo que veo usted no ha estado cuando pedí a todos los nuevos presentarse, así que le pediré que se levante y se presente ante sus compañeros.— sentía como la presión le incitaba a su cabeza pedir que la tierra se la trague pero fue valiente y graciosa a la vez.
—Mi nombre es April Lavasde, mi cumpleaños es el 14 de mayo, me gusta escuchar música y practicar skate. Les daría mi número pero es obvio que ninguno trae su celular, ya que está prohibido.— La última oración lo dijo de un tono satírico que incomodó al maestro peor continuó con su clase.A la salida, April me estuvo esperando junto con su enamorado Joe que es un año mayor que nosotros. Ambos querían que pasara todas las respuestas en los exámenes a April. Yo me rehusé, aunque Joe con un tono muy "amable" (amenazante) me convenció.
Al día siguiente, todos los trabajos grupales, los hice con "Hanna Montana versión punk". Para su buena suerte sacamos puntajes perfectos. Sentía que ahora vivía para April y Joe. En los recreos, me juntaba con ambos y un grupo chicos del año de Joe. Arturo me felicitaba por entrar a las "grandes ligas"; pero él no sabía que estaba forzado.
Una semana después, me había olvidado de Carolina; así que la siguiente semana le iba a comprar un chocolate con el dinero que ahorré de mi almuerzo. Llegué temprano con la caja de chocolates, fui a mi asiento, muy feliz debido que no había visto a Joe en mi piso rondando con sus amigos para que les ayude con su tarea. Cuando llegué, no pude evitar a ver como sollozaba April desde su lugar. Me sentí un poco mal y a la vez feliz porque ambos me habían hecho la vida imposible. No pude evitar que mi sentido servicial volteara y le preguntara lo que pasó. (Estúpido sentido servicial)
—¿Qué pasó?— le pregunté con un tono comprensivo de ya saber la situación.
—No estoy de ganas de hablar ahora.— me respondió muy frustrada.
—Esta bien.— le respondí muy sereno.
Cuando volteé ella me abrazo llenando todo mi polera de lágrimas y mocos. (si, lo sé, lo último es muy asqueroso) Me empezó a contar acerca de su ruptura. Ella me comentó que Joe estaba saliendo con una chica de su año y que él no se sentía cómodo al estar con April. Me dolía verla sufrir, debido a que mi madre siempre me enseñó a tratar a las mujeres con mucho respeto. No pude evitar sacar la caja de chocolates y entregarselos. Ella tomó los chocolates, me abrazó y me dió un tierno beso en los labios. Justo Carolina vio aquel momento donde los labios de April se juntaban lentamente con los míos y mis ojos se abrían de par en par por lo sorprendido que me encontraba. Carolina se puso roja, dejó su mochila y se encerró en él baño. No pude evitar sentirme culpable, ojalá no le hubiera entregado los chocolates.★
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El Estúpido Encapuchado I: Libro O.
Подростковая литератураLlega un momento en el que todos hemos sido aquel chico con la capucha fuera de sí: estar con los audífonos, comer comida rápida y jugar videojuegos todo el día. A pesar de haber sido alguien en la vida, decides abandonar todo y seguir con una vida...