— Espera, le gustas a Emma. Eso resuelve el porque ella no quería soltarte.— afirma Teo con mucha convicción.
—No necesariamente porque me haya abrazado, significa que le gusto. Recuerda que fuí yo quién dió ese primer paso.— le respondo con la intención de continuar con la historia.
—Pero seguramente ella estaba enamorada de ti y lloró porque se sentía mal al saber que estabas con April y enamorado de Carolina.— me responde Teo con la intención de buscar un desenlace adelantado a la historia.
(Recordemos que no es una historia cliché, es la vida real y puede que encuentres muchos clichés pero no es necesariamente porque vaya a terminar así.)★Al día siguiente, Carolina se acercó en el primer receso, aprovechando la ausencia de April. April había faltado porque se había ido a un chequeo médico anual, el cuál su familia la obligaba para descartar alguna enfermedad grave.
— ¿Quique, podemos hablar?— Carolina me habla en voz baja parada adelante de mi carpeta.
— Si... Dime...— le respondo muy nervioso. Sentía que ella me empezaría a regañar por haberla besado y luego besar a otra chica. No me sentía listo para enfrentar ese problema.
— ¿Cómo te va con April? ¿Por qué ha faltado?— me pregunta apresuradamente muy interesada en mi respuesta.
— Ella tuvo que ir al hospital. Estamos bien, creo.— le respondo muy cortante por el miedo a su reacción.
—Bueno, siento que no quieres hablar. Si deseas conversar de algo solo búscame.— menciona Carolina seguido de dar media vuelta con dirección a su asiento.
En mi interior me dice detenla y dile la verdad pero temor me gana.★—Mucho misterio, Enrique. Debes de ser más directo. Siento que estás haciendo muy larga esta historia.— me responde Alberto muy incómodo.
—Tienes razón, debo ser más directo.— le respondo afirmando.★En este momento me sentía confundido. No sabía con cuál estaría dispuesto a pasar el resto de mi vida. Sí, un poco exagerado pero en ese momento pensaba así.
A los pocos minutos tocó la campana de salida y Almendra se encontraba en la puerta de mi salón.
—Quiqui, ¿tienes unos minutos?— me habla y a su vez tomándome por el hombro.
—Sí, dime Almendra.— intenté sonar seguro pero por dentro me sentía aterrado porque Almendra siempre fue una de las chicas más lindas que he conocido. Ella tenía cabello castaño ondulado, ojos color miel que se volvían verdes con la luz del sol. Durante ese verano me había sentido el chico más favorecido porque bailé con ella para una presentación de clausura del campamento.
—¿Quieres ser mi pareja?— me pregunta de forma directa y segura. Señalando hacia una dirección con su mano.
—¿Qué?— le respondo muy estupefacto. No es costumbre que una chica le pida a un chico ser su pareja, mucho menos a un chico con novia.
—Sé que es muy precipitado pero piénsalo bien. Tú y yo ya hemos tenido química antes y sé que podemos lograrlo juntos. Solo es cuestión de confiar en el otro.— me intenta persuadir.
—No sé que decirte en este momento. Todo está confuso y no estoy pasando un buen momento. Gracias por tu oferta, en serio.— mi sentido de hacer lo correcto me gana y rechazo a mi amor platónico que en ese momento ya no era tan platónico por mi supuesta novia.
—Está bien. Si cambias de parecer, estaré en mi salón. Pero apresúrate porque puedo cambiar de parecer.—me responde tranquila.
—Está bien, pronto te daré una respuesta.— me retiro muy asustado pero entusiasmado. Había intentado por todo un año que Almendra me viera más que solo su amigo.
Luego de unos segundos empecé a imaginarme a April, Carolina y Almendra discutiendo entre ellas sobre con quién debería quedarme. No dejaba de pensar lo confuso que era todo. De no tener ni una sola "opción", aparecen tres "opciones". Cualquier chico en mi posición eligiría "jugar" con las tres pero yo sólo quería una para el resto de mi vida.★
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El Estúpido Encapuchado I: Libro O.
Ficção AdolescenteLlega un momento en el que todos hemos sido aquel chico con la capucha fuera de sí: estar con los audífonos, comer comida rápida y jugar videojuegos todo el día. A pesar de haber sido alguien en la vida, decides abandonar todo y seguir con una vida...