uno

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Gun es gay. Siempre lo ha sabido. Es algo que está incrustado en su cerebro desde que tiene memoria, sin embargo, no supo realmente qué era lo que significaba hasta los quince años, cuando tuvo su primer beso con un chico mayor llamado Oab, y este le metió la lengua hasta la garganta. Gun no pudo evitar pensar que era la mejor sensación que había tenido en su corta vida.

Algo que si era desconocido para Gun era el por qué tenía que anunciarlo. Nunca había pensado en hacerlo, pues asumía que era algo normal, que se daba por hecho, pero al parecer no era así. La realidad de que tenía que salir de clóset lo golpeó cuando oyó que Singto, un chico de la clase de su mejor amigo, había admitido ser gay frente a sus padres a los 16 años y estos lo corrieron de casa por ser "una abominación". Una historia trágica que se había convertido en el chisme del momento en la pequeña ciudad donde vivía. Todos sabían quién era Singto: el pobre chico gay que había tenido que trabajar para mantenerse desde muy pequeño.

La idea de convertirse en el centro de atención de las señoras chismosas del pueblo lo aterró de sobre manera, además de que no tenía ni idea de cómo reaccionarían sus padres, así que se lo calló por años, viviendo tan dentro del clóset que ya hasta se sentía como un segundo hogar. Ni siquiera tuvo el valor de decírselo a su mejor amigo de prácticamente toda la vida, Off, y ellos se contaban todo. Como, absolutamente todo. No había vergüenza entre ellos.

—Mueve el culo, Gun. Vamos a llegar tarde.—Gruño Off desde la puerta de su habitación.

—¡Mi libro de Historia de las Artes no está! —Gritó mientras corría dentro de la habitación, moviendo todo.

Off bufó recargado en el marco de la puerta. Observó la habitación buscando por el dichoso libro, cuando su mirada cayó en el horario de Gun, que estaba pegado en una pizarra que tenía en la pared. Caminó con pasos cortos y perezosos hasta la pizarra y tomó el horario de Gun entre sus dedos. Off quiso llorar.

—Hoy no te toca historia de las artes, imbécil.

Gun se detuvo y miró a Off confundido.

—¿Qué?

—Hoy no te toca historia de las artes.—Repitió, cansado.

Gun se rió nerviosamente antes de tomar su mochila y salir de la habitación, rozando su hombro con el de Off al atravesar la puerta. Off rodó los ojos y se rió internamente.

De camino a la parada del autobús, Gun comenzó a quejarse como usualmente hacía.

—Somos los únicos universitarios que tienen que tomar el autobús, lo juro —Dijo, pateando cada paso que daba—. Estoy sudando y llevamos cinco minutos caminando. Odio el sol de Tailandia.

—El sol de Tailandia es el mismo que en cualquier otro lado.

—Estoy bastante seguro que hace muchísimo más calor aquí que en Argentina en este momento.

Off rodó los ojos.

—Eso es por la rotación de la tierra y toda esa mierda. Probablemente allá ni siquiera es de día ahora mismo.

Gun bufó haciendo un berrinche, mientras Off lo miraba cansado. Esto había sido su amistad por los últimos ocho años. No había alguien más unidos que ellos en la universidad (aunque la comparación no es muy justa, la cantidad de alumnos no era mucha en la universidad GMM). Todos los conocían como el dúo inseparable, ya que no tenían muchos amigos además del uno al otro, pues ambos tenían un aura intimidante a pesar de que Gun era bastante torpe y Off podía llegar a ser tímido y hasta introvertido.

Las quejas de Gun murieron cuando subieron al autobús. Iba bastante vacío, lo cual no era normal, así que Gun caminó alegremente hacia un asiento vacío cuando algo captó su mirada. Más bien alguien.

sempiterno • offgunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora