6: Me volaste la cabeza

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Ya había pasado todo un día desde que mi adorada amiga Antonella habia interrumpido uno de los mejores momentos de mi vida. Bueno, quizás exagere un poco, pero igualmente podría haber sido un gran momento, no todos los días se tiene la oportunidad de besar  a un bombón como Dybala. Yo no lo deseo el mal a nadie, pero ojalá se compre un kinder y le venga sin sorpresa.
Hablando de la zorra... Digo, hablando de mi hermosa amiga casi hermana a la que amo con todo mi corazon, hoy había quedado con ella, Sofi y Fer para ir a comer y arreglarnos para ir a la cancha a ver el debut de Argentina en el mundial (si hoy por fin les tocaba jugar contra Islandia). Habíamos quedado de encontrarnos en su hotel (ya que las tres se quedaban en el mismo), EN MOSCU, lo que significaba que tendría que viajar. Genial, era seguro que después de este viaje tendría que hacer demasiadas sentadillas para que mi trasero volviera a su anterior estado y no quedará aplastado por tantos viajes en coche. Lo único bueno es que los autos ya habían llegado por lo que podía transportarme por mí misma y no depender del chófer.
En fin, me puse algo cómodo, tome mi jugó verde que había pedido que me preparan la noche anterior, mi cartera, mis llaves y baje al lobby. Ni mi papá ni mi hermana estaban ya que habían salido a una especie de excursión, al parecer lo que le había dicho a Dalma le había llegado y quería convivir más tiempo a solas con el viejo. Eso me encantaba, no había nada que quisiera mas que a mi familia feliz.
Me dirigí al estacionamiento del hotel y subí a mi camioneta, puse música que tenía en mi celular y emprendí el no tan corto viaje a la capital del país.

[...]

Estacione la camioneta frente al hotel que estaban las chicas y  mande un mensaje al grupo de whatsapp que teníamos para avisar que ya había llegado. Por suerte el camino había sido tranquilo y no hubo mucho tráfico por lo que habia llegado a la hora que habiamos dicho
Pasaron 15 minutos hasta que salieron del hotel y subieron al auto.

-Hola hermosa- me saludó Fer quien se subió de copiloto y las otras dos detrás.

-Hola lindas, ¿a donde vamos?.

-Vos arranca y yo te voy indicando por donde tenés que ir.

-Con razón no se pelearon por quien iba adelante- dije mientras ponía en marcha la camioneta -Porque te toco ser mi GPS de carne y hueso.

-No nos quedó otra, es la única que se acuerda como llegar- hablo Antonella.

-Que raro- le respondi.

El viaje paso bastante rápido, ya saben, cuando uno está feliz todo pasa más velozmente. Y con estas chicas no tenías opción de no estarlo, estaban completamente locas. Aunque debo admitir que muchas veces esa locura harta... pero bueno, ese no es el punto. El punto es que habiamos llegado al famoso restoran.

Las 4 bajamos y entramos, al final el lugar resulto ser un local de comida Japonesa. Era claro que me conocían a la perfección, la comida Japonesa era mi preferida.

Por suerte no habia mucha gente por lo que nuestra comida no tardo mucho en llegar a la mesa.

-¿Podés parar de robarme la comida Valeria?.

-Si no querés que te robe come más rapido- le respondí a Fer sacándole la lengua.

-Yo como rápido, lo que pasa es que vos tenés sushi enfrente y no comes, aspiras directamente.

-Mentira.

-Verdad- dijeron las tres a la vez. Juro que las odiaba, para lo único que se ponen de acuerdo estás perras es para joderme.

-Pa que me invitan si saben cómo me pongo- les respondí haciendo que se rían.

[...]

Estábamos fuera del estadio. Luego de terminar el almuerzo, que por cierto nos salió un ojo de la cara, nos dirigimos hacia el hotel y nos arreglamos para salir otra vez rumbo al estadio dejando a Sofía atrás ya que ella no iría al partido y se quedaría con sus hijos.
Mis sobrinos postizos habían venido con nosotras también así que pueden imaginarse la escena que estábamos creando en las calles de Moscú. No exagero cuando digo que más de uno de los allí presentes pensó en llamar al manicomio.
No sé cómo pero finalmente llegamos todos con vida al estadio. Bajamos y mostramos nuestros pases a los de seguridad que al verlos nos dejaron ingresar.
Las chicas junto con sus hijos fueron al palco que les habían dado a los familiares de los futbolistas mientras que yo me dirigí a los lugares que mi papá había comprado. En el camino me saque varias fotos con personas que me reconocieron hasta que llegue a mi asiento.

Pequeña princesa - Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora