Aquel que me lastimó

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La segunda vez que me enamoré fue tiempo después de tratar de superar a Shōto.

Seguía estando en secundaria, y seguía siendo tonto e ingenuo. Cuando más vulnerable estás, más se aprovechan de ti.

Lo supe en aquella tarde de otoño, una de esas tardes en la que el aire es molesto e incómodo. Una de esas tardes en la que sólo quieres que el día acabe porque nada ha salido bien.

La hora de salir ya había llegado, y yo seguía en la escuela debajo de un pequeño árbol en el que me gustaba sentarme a pensar sobre todo lo malo que pasaba en mi vida.

Me encontraba leyendo uno de esos comics de súper héroes que tanto me gustaban leer. Había dejado el tema del amor fuera de mi vida— o por lo menos eso trataba—.

Más eso cambió cuando un balón se estampó por completo en mi nariz haciéndola sangrar.
A lo lejos escuché las risas de los culpables. De inmediato busqué papel para poder arreglar el desatre que era mi cara.

—¡Vaya tonto!— comentó una voz con desprecio. Sentí mi corazón doblarse ante sus crueles palabras—... ¡Vamos pequeño tonto, te llevaré a la enfermería!

Una fuerte mano me tomó por sorpresa y  me llevó a que miraran el problema con mi nariz.
No había dicho palabra alguna, solo me dedicaba a mirar el bonito perfil de ese chico, esos increíbles ojos carmín, seguí mirando a ese chico que me terminaría de lastimar por completo…

No había dicho palabra alguna, solo me dedicaba a mirar el bonito perfil de ese chico, esos increíbles ojos carmín, seguí mirando a ese chico que me terminaría de lastimar por completo…

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Los meses pasaron y Bakugō Katsuki se había vuelto alguien importante en mi vida.

Me conformaba con tan solo mirarlo y escucharlo decir que yo era alguien genial, pero que dejara de ser un idiota total.

Me sentía feliz de que por fin alguien me notara y no me tratara del todo mal.
Debí de darme cuenta que solo me buscaba para su propio interés, que realmente era un idiota al ser tan masoquista y notar que él jamás quiso ser parte de mi absurdo mundo.

De que, su mundo era más importante y no le importaba romper lo sentimientos de los que lo rodeaban.

Sentimientos que con tanto miedo había guardado.

Había cometido el pequeño error de hablar sobre lo que sentía por él a alguien que creía mi amigo.

Pero en la secundaria, los rumores corren y se vuelven la burla de aquellos que solo quieren lastimar a los mas débiles.
Recuerdo muy bien cada una de su palabras, y esa humillación que quise borrar por el resto de mi vida.

—¡¿Realmente piensas que alguien como yo, podría estar con alguien como tú?!— había dicho entre risas, seguido de aquellos que no comprendían lo que pasaba en mí interior.

Salí con el corazón devastado y al llegar a casa, lloré tan penosamente que solo quería morir.  Me habían vuelto a lastimar y yo lo había permitido, había puesto mi guardia baja  y me habían utilizado.

Nuevamente mi sentimientos fueron heridos y grandes problemas de autoestima llegaron a través de ese suceso.
El solo mirarme al espejo me causaba deprecio hacía mi mismo. El solor saber que  no era agradable me hacía sentir lástima.

 El solor saber que  no era agradable me hacía sentir lástima

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“Querido Bakugō Katsuki

Lamento tanto el haberme enamorado de ti, el haber mostrado esa parte débil de mí, lamento tanto haberte permitido lastimarme como quisiste.

Lamento demasiado el no ser lo que tu querías.

Siento haber sido un verdadero idiota por hacerme falsas y lastimosas ilusiones con alguien que no valía la pena.

Pero gracias a ti me di cuenta que mis sentimientos no deben de ser vistos por nadie más.

Con amor Izuku.”

Cabe decir que mi primer año y mi segundo año de secundaria no fueron los mejores, dos grandes decepciones amorosas para ese entonces

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Cabe decir que mi primer año y mi segundo año de secundaria no fueron los mejores, dos grandes decepciones amorosas para ese entonces.

Tal vez era tonto, pero para mí era algo grande y duro de cargar.
Había tomado la decisión de ya no mostrar mi sentimientos a nadie más.

Y tal vez sólo por eso, volví a cometer otro error.

Y tal vez sólo por eso, volví a cometer otro error

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Cartas a un amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora