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Después de terminar nuestra cena, mamá bajó del auto para depositar los desechos en un bote de basura que se encontraba a unos metros, al percatarme de que demoraba bajé del auto y pude ver como mamá miraba hacia los árboles con la mirada sumamente perdida, le toqué el hombro y le dije que estaba a punto de dar las 4 am y que debíamos descansar, volteó hacia mí y dándome un beso en la frente me encaminó hasta el auto. 

- Creo que es mejor que descansemos un poco para emprender camino, ¿no crees?- Pregunté mientras sacaba dos mantitas del asiento trasero y se la otorgaba.

- Si, tienes razón, hoy será un gran día y descansar algunas horas no nos vendría nada mal.- Sonrió y me arropó con la manta.- Descansa, mi niña, te quiero.- Me dio otro cálido beso y sin darme cuenta caí en un profundo sueño.

Mientras dormía escuché unos golpes en la ventana del auto que me hicieron despertar de mi sueño. Cuando abrí los ojos pude ver a mamá cargando unas bolsas y una pequeña bandeja con café, tocaba la ventana imparablemente y me hacía señas de que retirara el seguro de la puerta.

- ¿Qué ocurrió, mamá?- Pregunté mientras reía.

- Olvidé las llaves en el auto al salir, te traje algo de desayunar, toma.- Me entregó mis galletas favoritas y café cappuccino.- Gracias, mamá, moría terriblemente de hambre.

- Sí, lo sé, es por eso que traje todo esto. Los abuelos me han llamado, les he dicho que no nos falta mucho para estar con ellos en casa, ya quiero estar allá para descansar todo un día entero que mucha falta me hace.

- A mí igual, necesito descansar. Ya quiero estar con ellos e ir con el abuelo a alimentar a Babby.- Babby es una yegua que los abuelos me regalaron cuando apenas tenía 5 años, Babby era una bebé cuando me la dieron pero en California no podía tenerla y mi madre decidió que la casa de los abuelos sería un mejor hogar para Babby.

- Ya no falta mucho para llegar, Babby te ha de haber echado de menos.- Respondió mamá.

- Y yo ha ella.

En el camino pude observar muchísimo como la cultura de México cada vez se abría paso. Hicimos una pequeña parada en un restaurante que es muy conocido en San Miguel de Allende que se llama "Las tres Marías". Mi madre dice que es el mejor restaurante, sirven un platillo muy típico llamado "Enchiladas Mineras", para ser sincera el nombre me ha dado un tanto de risa, pero el platillo es buenísimo. Las personas nos recibieron muy bien, sentí que nos conocían desde hace mucho tiempo, a parte de tener una cultura exquisita poseen valores y tradiciones que te hacen sentir en casa aunque jamás nos hayamos visto en la vida, ahora entiendo porque mamá ama tanto México.

- Estuvo buenísimo, todo estuvo excelente, me encantó, mamá.- Dije emocionada.

- Hacía años que no me paraba aquí, este restaurante es mi favorito en todo San Miguel de Allende.

- Desde hoy será el mío también, ¿por qué no me habías traído antes?- Volteé a verla con ceño fruncido.

- Pues.- Rió.- No lo sé, pero cada vez que visitemos San Miguel vendremos, lo prometo.

- Me parece muy bien, mamá.- Dije mientras abordaba el auto. Mamá arrancó y mientras conducía yo recodaba varios lugares que había visto cuando fui de niña. En el centro de San Miguel hay una parroquia llamada San Miguel Arcángel, muy hermosa, cada parte de ella lo es. Algunas veces acompañé a la abuela a misa, pero ya hace tanto que no visitamos a los abuelos que no he tenido la oportunidad de regresar.

- ¡Hemos llegado, All!- Mamá gritó feliz.- Rápido, baja, vamos con los abuelos.

- No, mamá, planeaba quedarme en el auto todo el día.- Dije con sarcasmo.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2018 ⏰

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