Capítulo 1- Somnolencia

22 4 0
                                    

3 semanas antes.

Cath despertó, realizó su rutina matutina y besó a su madre antes de partir al colegio junto a su hermana y padre. La monotonía la condujo nuevamente a estar a los pies de la escalera del instituto, junto a Emilie.

-Aún no creo que te quedaras ahí parada- le decía esta última, negando con la cabeza. Un mechón de cabello rubio le cruzó la cara por la mitad. Su amiga estaba demasiado ocupada mirándolo de reojo como para oírla- O sí, porque no imagino algo más que pudieras hacer. Después de todo, ibas a morir intentándolo, ¿cierto?-

Al no obtener respuesta, le propinó un codazo para nada medido en fuerza. La castaña gimió y volvió al mundo.

-¿Qué?-

-¡Catherine!- le replicó- Llamando a Tierra, ¿qué te sucede?-

La nombrada se fregó el rostro con las manos. Estaba exhausta y su amiga no tardó en comprobarlo, cuando sus ojos la escrutaron mostrando un surco oscuro debajo de ellos.

-¿Quién te poseyó?-

-No pegué ojo en toda la noche. Es la misma imagen, ya no puedo cruzar las vías del tren sin temer que uno aparezca de la nada y me arrolle- confesó, con un tono furioso. Tal vez consigo misma, o con el mundo... más bien, el cansancio le impedía pensar con claridad.

-¿Consultaste con la consejera escolar? Hace unos días Rachel oyó que Michael le dijo a Curtis que Tara vio a Lisa llorando en su escritorio. La mujer loca fue bastante comprensiva, todos concuerdan con que los últimos días estuvo recobrando la cordura- Emilie parloteaba, como era usual- Tal vez fue ella la que planeó la muerte del señor Killie, no me extrañaría que un sujeto tan molesto fuera una ampolla en la suela del pie hasta para su propia esposa, ni que fuera él quien le congestionara las neuronas con su idiotez-

-Merecías esa calificación- la cortó.

La rubia le dedicó una mirada gélida.

-El punto es- continuó, de vuelta en su postura imperturbable- que deberías pedir la ayuda de alguien más. Y no me malinterpretes, pero esto se sale de los poderes super intuitivos de esta chica- se señaló a sí misma.

Ambas rieron.

-Señorita Turner-

Aquella voz le causó un ligero escalofrío. La nombrada alzó la vista y la intimidante altura de un hombre la cubrió de la luz solar.

-¿Si?- dubitó.

La figura desconocida volvió a hacer sonar sus gruesas cuerdas vocales.

-Sígame- dijo, se dio media vuelta y comenzó a caminar.

Las estudiantes intercambiaron miradas y Catherine se apuró a seguir al sujeto. Luego de un corto trayecto, ingresaron al salón de profesores y él tomó asiento en la última silla de la mesa que surcaba el centro de la habitación de par a par, invitándola a hacer lo mismo en el sitio frente a él. Ella se acercó, intentando pensar más en el inadecuado y pequeño tamaño del cubículo que en la incertidumbre. Finalmente, al ubicarse, vislumbró que aquel sujeto era un completo y atractivo extraño. Jamás lo había visto en los pasillos de Hileen High, y aún así no quería salir corriendo. Incluso se paralizó cuando sus ojos verdes, encuadrados por lentes que se encargaban de ilustrar intelecto, se concentraron en los suyos y la escrutaron como los sensores de una máquina de rayos X.

-Se ve cansada- comentó, como si nada.

-No he dormido bien estos días, señor...-

-Moon. Iance Moon, el profesor suplente de historia- se presentó- Y tengo entendido que usted no va muy bien en la materia-

Los dioses de los que jamás oíWhere stories live. Discover now