Capítulo 23

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Capítulo 23: Divorcio no dado.

Zayn Malik.

—Quiero el divorcio, Perrie.

Dicho eso, Perrie comienza a ahogarse con el agua que está bebiendo. Empieza a toser, y su rostro se pone completamente rojo.

Cuando se repone deposita el vaso en la mesa del centro, su mirada es como un filo de aflicción, que me descoloca de mi lugar. Su mirada pasa a ser, desencajada y a descomponerse en unos minutos. Está totalmente desconcertada y abatida por lo que ha salido de mi boca.

—¿Qué? —ríe, secamente, sin ningún humor alguno en su risa. Se levanta del sofá, acercándose a mí lentamente.

Trago el nudo que se había comenzado a formar en mi garganta, y la miro decidido.

—Quiero el divorcio, Perrie —repito firmemente, enfrentándola—. Ya no quiero estar más a tu lado.

Sus ojos se desorbitaron, me observa con cautela y desesperación.

—¡¿Qué carajos estás diciendo, Zayn?! —chilla, alterada.

—Maldición, Perrie —siseo, exasperado—. Ya no quiero nada contigo.

Al pronunciar las últimas palabras siento mi cara girar hacia la izquierda, mi mejilla empieza a arder ante el golpe propinado por Perrie. Comprendo que lo merezco, por cada una de mis acciones cometidas.

—¡No puedes hacerme esto, Zayn! —Grita golpeando continuamente mi pecho—. ¡Te amo y tú me amas a mí!

—Lo siento, Perrie... —me disculpo percatándome de sus facciones, seguro pensaba que le diría que es una broma pero no es así—. Pero ya no te amo. Nunca te amé.

Su mirada llena de ira colisiona con la mía. Su dolor y tristeza son un reflejo de lo que siente, que es eclipsado por la furia que nace en su interior.

—El hecho que tú me ames a mí, no significa que yo también te tenga que amar a ti. Esto no es mutuo, Perrie.

—No sabes lo que dices... —susurra alejándose unos pasos. Alejándose de mí—. Podemos ir con un psicólogo, Zayn. Podemos resolver esto juntos.

Dijo aquello con las mínimas esperanzas de poder salvar el matrimonio, pero yo no quiero ni revivir mi infierno nuevamente.

—No, Perrie, no —dije firme—. Sé lo que estoy diciendo y es que no tengo ningún sentimiento de amor por ti —aclaro sin alejar mi mirada de sus facciones.

—¿Por qué haces esto? Si yo te amo —habla, dejando escapar las lágrimas que estaba conteniendo durante todo este tiempo—. Nos juramos en el altar que esto sería para siempre...

Sus palabras cada vez salen más quebradizas, como si decirlo le duele mucho.

—Lo sé pero me enamoré de otra persona —revelo, apartando mi mirada. Mirarla llorar produce culpa en mí.

Perrie empieza a alterarse, y su rostro se transforma radicalmente.

—¿Quién es? ¿Ella fue la que te dijo que me terminarás? —ironiza, tomando el vaso que antes albergaba en sus manos.

—Ella no hizo nada —la defiendo, acercándome para retirarle el vaso de las manos—. Yo fui el culpable de que todo ocurriera.

—¿Qué significa eso? —musita, cerrando los ojos fuertemente. Pude sentir el temblor de sus manos. Mi respuesta le romperá el corazón más de lo que lo he hecho.

—Te fui infiel. Te engañé, Perrie —declaro esperando el impacto de sus golpes pero nada llegó.

Su respiración está entrecortada, sus ojos cerrados y sus puños empuñados suprimiendo lo que desea liberar.

Amor después del Matrimonio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora