Capítulo 11

644 37 28
                                    

Capítulo 11: Él y parque de atracciones.

Gigi Hadid.

El rostro de Zayn se encuentra contraído y fuera de sí, observando su teléfono que no ha parado de vibrar en todo el transcurso del poco tiempo de nuestra cita, lo cual ya empieza a molestarme. Miro atentamente al teléfono y luego a él, tratando de descifrar su expresión de fastidio e irritación.

Su postura es de estremecimiento, desconcierto y cansancio. No obstante, me preocupo un poco por él.

Todos se encuentran centrados en los cuentos de Harry, y sinceramente no sé si sentirme enojada o aliviada de que Zayn no tenga toda la atención y se pueda sentir agobiado y sofocado por ello.

Zayn no deja de fruncir el ceño, y lo que pude hacer en mi alcance fue tomar su mano arriba de la mesa y darle un leve apretón a ésta para que se calme, también lo hice con la intención de llamar toda su atención.

—¿Toda está bien? —Le susurro y me inclino un poco hacia Zayn, solo para que nada más él pueda oírme.

Él despega la vista de su teléfono —el cual apaga—, y centra su mirada en mí. Trata de sonreír, pero le sale más como una mueca. Niega y mira nuestras manos, las cuales aún se encuentran juntas y las acomoda correctamente, encajando entre sí, como dos piezas hechas en estar juntas y encajar una con la otra.

—No es nada importante... es solo... solo que mi hermana menor llevó a un chico a la casa —ríe y niega a la vez, restándole importancia—. Era mi madre frustrada y desesperada por eso. No te preocupes, igual la llamaré más tarde.

Sonreí menos preocupada. Él también sonríe y comienzo a reír.

—Supongo que no te gusta que tu hermana tenga novio ¿verdad? —indago, arqueando una ceja divertida por la situación.

—Corrección... tengo tres hermanas —comenta divertido—. Y no, no me gusta que tengan novios. Soy muy sobreprotector con ellas.

Asiento dándole la razón.

—También lo soy con mi hermana... y bueno, mi hermano por ser el menor, trata de ser como tú —río levemente negando—. También supongo que no te aceptan cualquier novia ¿no? —pregunto curiosa.

De inmediato su rostro se contrajo nuevamente, y se tensa ya que le da un leve apretón a mi mano en señal de que no le agrada mi pregunta.

—Lo siento por ser tan curiosa y entrometida en asuntos que no me incumben...

Trato de suavizar el ambiente tenso que se ha instalado entre ambos. Mientras tanto él quiso restarle importancia cambiando su ceño rápidamente, pero no me convenció del todo. Creo que la he cagado por mi torpe curiosidad.

Tonta curiosidad, ¿no puedes reservarte la pregunta o qué?, me regaño mentalmente.

Miro hacia otro lado, tratando de no mirarlo nuevamente. La vergüenza se ha instalado en todo mi sistema, haciéndome sentir humillada y decepcionada de mi misma. Iba a retirar mi mano de la suya, pero él me lo impidió, volviendo a enroscar nuestros dedos a la perfección.

—Gigi, ¿puedes mirarme? —me pide, con una voz ronca que hizo estremecerme en mi lugar, pero me pareció fue más a un suplico de su parte.

Lo miro centrándome solamente en sus ojos, lo cuales comenzaron a brillar ansiosos y curiosos. Ese color miel hace resaltar sus pestañas tupidas y largas, más unas pecas que no son visibles desde lejos, pero si desde cerca que le dan un toque maravilloso a su rostro.

Sus ojos comenzaron a examinarme lentamente hasta que mira mis labios por unos segundos, los relamí por instinto inconscientemente sin querer provocarlo —los cuales le hizo tragar forzosamente— y recaer en mis ojos nuevamente.

Amor después del Matrimonio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora