Capítulo 24

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Capítulo 24: Perdóname.

Zayn Malik.

Le pago al taxista, no sin antes decirle unas palabras inentendibles a lo que él me fulmina con su mirada y me mando a bajarme del auto rápidamente.

Que maleducado es.

Camino pesadamente hacia el interior del edificio. Mis pasos cada vez son más pesados, como si estuvieran impidiendo en que cometa una locura en la que después pueda arrepentirme toda mi vida. Pero eso ya no me importa. Ya nada tiene sentido para mí.

El frío en New York es muy abrazador, a lo cual, maldigo en ese momento por no haber traído mi chaqueta. La había olvidado en el momento en que salí del departamento de Niall hecho una furia.

Las llamadas y mensajes insistentes de los chicos diciendo en que vuelva no han dejado de ser interminables en mi teléfono, así que tomo la decisión de apagarlo.

Sinceramente no quiero volver al departamento de Niall por los momentos, no hasta que solucione —o por lo menos trate— todo el daño que hice.

Además que tengo que verla por última vez y decirle todo lo que siento. No puedo darme por vencido, algo dentro de mí no me lo permite. Aún no puedo.

Mi cabeza no deja de darme vueltas y empiezo a quejarme por el dolor punzante que se ha instalado en ella. No es el momento de que algo grave me suceda, primero tengo que hacer lo que vine hacer en el departamento de ella.

Tomo el elevador y presiono el botón del piso en donde queda su departamento. Por un momento creí que el elevador se detendría y me dejaría encerrado por lo que resta de la noche, pero solo es producto de mi imaginación, tratando de estropear los momentos importantes en mi vida.

Y aquí me encuentro yo, Zain Javadd Malik, yendo por el amor de mi vida a altas horas de la noche para declararle lo que no pude decirle en el momento indicado.

Me niego rotundamente en que perder lo que hace latir rápidamente a mi corazón. Al corazón que tiene dueña y su nombre tatuado en el.

Mi mente me dice que pare, que deje de cometer estupideces, pero mi corazón me dice que haga lo que sea correcto, que deje de callar lo que siente en su debido momento, que deje de guardarme mis sentimientos y que los grite al mundo si es necesario.

El pasillo está un poco iluminado, así que doy un paso fuera del elevador y comienzo a trotar hacia su departamento, el cual, está casi al final del pasillo.

Sé perfectamente que me veo muy patético corriendo ya que, mis pies se enredan tontamente entre sí, pero vale la pena cuando se trata del amor de mi vida.

Al llegar espero unos minutos para normalizar mi respiración, y tomar el valor necesario para darle varios golpes levemente.

Realmente me da igual si con esto formo un escándalo y despierto a las demás personas, ya que esto es de gran importancia.

Espero unos minutos y no se escucha nada desde el otro lado de la puerta, así que comienzo a desesperarme.

Mis nervios son vigentes cuando no recibo respuestas, así que vuelvo a tocar nuevamente, esta vez impaciente. Sigo así por unos minutos más hasta que la puerta se abre dejando mi mano al aire.

Gigi se encuentra delante de mí con su rostro todo soñoliento. Mis ojos no dudan ningún un momento en recorrerla con la mirada.

Sigue hermosa como siempre.

Cuando sus ojos se enfocan claramente, ella agranda sus ojos hacia mí e iba a cerrar la puerta en mi cara, pero no se lo permito como aquella vez.

Amor después del Matrimonio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora