Capítulo 22

18.2K 936 52
                                    

Me fui hacía mi cuarto porque ya me sentía extraña de estar ahí parada contemplando la nada, si saber qué hacer ni a donde dirigirme.

Cuando llegué a mi cuarto me metí al baño y comencé a bañarme. Dejé que el agua deslizara por todo mi cuerpo relajando cada músculo que tenía tensionado. Apoyé la cabeza en los azulejos y estaban fríos, cerré los ojos y me quedé ahí por un tiempo indefinido, me sentía a gusto y relajada. Después de estar así, comencé a enjabonarme. Para finalizar me quité todo el jabón, me puse el albornoz y salí al cuarto para vestirme. Antes de encender la luz vi una sombra postrada encima de la cama.

—No te tengo miedo, seas quien seas —Dije ocultando el nerviosismo de mi voz.

De repente se encendió la luz y vi la silueta de Ethan, con su pelo despeinado. Me relajé.

—Ah, eres tú —Dije quitándole importancia. Pero por dentro me encantaba que estuviera ahí conmigo.

— ¿No te gustó verme? —Ronroneó.

—Me da igual —Me encogí de hombros y fui hacía mi cajón para coger ropa interior. Me senté en la cama para buscar que ponerme.

—No te creo —Dijo apoyado en la puerta y mirándome. Por suerte la puerta estaba cerrada, no creo que escucharan nada.

—Pues créelo —Refuté.

— ¿Estás enfadada?

—No sé, dímelo tú —Me encogí de hombros y me puse las bragas por debajo del albornoz sin que me viera nada.

—No hace falta que te ocultes, ya te he visto, y me gusta lo que veo.

Me quité el albornoz deslizándolo por mis hombros y me puse el sujetador, mucha vergüenza no me daba, ya me había visto varias veces.

—¿Qué quieres? —Pregunté atándome el sujetador.

—Estar contigo. Sabes que ella no me importa, solo lo haces tú.

—No se nota. Aún no la dejaste —Dije algo afectada.

—No puedo. Son cosas de familia, cosa que no me convence demasiado, pero si no, Su padre hace que los míos estén en la ruina, y no puedo permitírmelo, tiene demasiado poder como para joderlos. —Resopló.

Suspiré, porque lo hacía por sus padres, no era egoísta.

—Bueno... Podíamos seguir viéndonos a escondidas, como adolescentes —Reí.

Me tumbé en la cama y la palmeé para que viniera, sin pensarlo se tumbó a mi lado, se apoyó en mis pechos y lo rodeé con cariño, besé su frente. Sentí sus manos alrededor de mi cintura.

— ¿Estás nerviosa? —Preguntó.

—No ¿Por? —Pregunté.

—El corazón lo tienes acelerado —Rio.

—Cállate burro —Le di un manotazo en la cara flojo riendo.

—Eso no vale —Se hizo el enfadado y comenzó a hacerme cosquillas.

Me movía cual posesa, hasta ponerme sobre él e inmovilizarlo con los brazos para arriba.

Nos miramos a los ojos y nos quedamos así por un momento. No lo pensé más y lo besé con fervor.

Como tenía poder sobre él lo miré pilla y quise conocer cada rincón de su cuerpo, saber hasta dónde podía llegar.

Dejé suaves besos por sus labios, bajé al cuello e hice lo mismo, acaricié su cuerpo y se quedó observándome con picardía.

Dulce tentación (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora