21- Resolución inconclusa de memorias inconexas

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☆Un comodín ha sido utilizado aquí ☆

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Día 21: Mystery


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— Entonces, ¿dónde se encontraba al momento del incidente? —

¿Quién hubiera pensado que un viaje de relajación terminaría de aquella forma? Sebastián había recibido la invitación unas semanas antes, por un concurso en el que sin querer había participado.

Ahora que pensaba en ello, era bastante sospechoso.

De seguro el culpable también se sorprendió al ver como aquel sujeto con gafas se revelaba como un detective forense de la policía nacional, los detectives privados solo existían en la ficción. Por desgracia para el criminal, Sebastián presumía de tener las mismas habilidades de uno de ellos.

El cuerpo de la víctima, Julio Paz, fue encontrado en su habitación por el hermano (¿hermanastro?) de este, Miguel Prado, con un cuchillo clavado en su pecho.

Cuando Sebastián fue a revisar el cuerpo, quitando del paso a los morbosos pasajeros que querían observar la situación, encontró al chico tumbado en su cama, con una expresión de shock en su rostro y sus manos aferradas con fuerza a las sábanas.

La hemorragia parecía haber acabado con su vida, o al menos eso parecía indicar la gran cantidad de sangre esparcida.

— Ahora, ¿habrá sido un acto premeditado o es algo que se planeó con antelación? — Pensó el joven detective mientras permanecía en silencio ante la mirada expectante del resto de tripulantes de aquel barco.

Los había conseguido reunir a todos en el salón principal, eran aproximadamente veinte personas contandolo. El capitán, por motivos obvios, permaneció en su puesto luego de ser advertido.

Al llegar a puerto la policía les estaría esperando, pero de ninguna manera Sebastián pensaba desaprovechar la oportunidad de resolver este caso.

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La última persona en ver a Julio con vida había sido María, que recordaba haberlo visto tomar algo para merendar en la cocina antes de irse a su habitación. Sebastián recordaba el rostro de la chica, una modelo bastante famosa en los medios.

Fue la primera a quien interrogó.

— Según sus declaraciones y las de Miguel, la hora del crimen debe haber sido entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche. — Recapituló el de gafas, leyendo los apuntes de su libreta. — ¿Puede decirme que hizo en este tiempo, señorita María? —

— Solo María está bien, detective. — Dijo la chica con una pequeña sonrisa en su rostro, reflejando algo de dolor en sus ojos. — Estaba en la cocina junto a mi hermana cuando ese chico apareció... Me llamó la atención, porque su cara se puso roja cuando le salude por cortesía. —

— ¿Estuvieron ahí todo el tiempo? —

— No, luego de un rato nos fuimos a la terraza. A disfrutar un poco lo último de sol. —

— ¿Hasta qué hora? — La mano de Sebastián anotaba todo sin descanso.

— Mm... ¿Serían las siete? — María pareció pensarlo por un momento, antes de asentir con la cabeza. — Sí, porque luego vimos que Miguel iba a la cocina para comenzar a preparar la cena. —

Latin Hetalia - Promptatón 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora