"Alas cobalto."

"Hasta luego."

Al día siguiente el pequeño Todoroki despierta en los brazos Hawks, su nuevo amigo. Aun no sabía su nombre real ya que solo le había dicho un alias pero sentía que lo conocía de toda la vida. Era una sensación extraña. Sus alas eran hermosas y sumamente cálidas... Tanto que Touya se sentía en paz a su lado, sentía que podía dormir por una eternidad allí con él y Hawks no dejaría que nada malo le pasase o que pasara frio.

-¡Ah demonios!

El pelirrojo se da cuenta del lio en el que se ha metido y cae de la cama alterado.

No le ha dicho a su familia que se quedaría con completos desconocidos a pasar la noche. Se había escapado de su casa y no volvió.

- ¡Touya-Kun!

El niño alado durmiendo al lado se había despertado por el alboroto causado por su ahora amigo.

- ¡Lo siento, Hawks! Debo irme o mis padres van a matarme... Más bien mi padre. ¡Muchas gracias por todo!

Antes de irse el menor le dejo el número de su casa por si en algún momento quisiera llamarle y volver a juntarse. Perder el contacto no era una opción para Touya.

Hawks, con su muñeco de Endeavor en brazos se queda en la puerta saludando a Touya con su mano alzada hasta la figura y el cabello pelirrojo de su amigo se pierde en la distancia.

Lo que pasó a continuación no fue nada agradable, más bien atroz para una familia. Touya recibió regaños de todo tipo por parte de sus padres. Su madre primero lo abrazo sumamente preocupada por la larga ausencia de este. En cambio su padre... Se lo había llevado de inmediato a la sala de entrenamiento, donde le dio una lección muy severa por haberse escapado y haberle hecho perder el tiempo.

Y como castigo a parte duplicó sus entrenamientos hasta que el punto que los brazos de Touya no pudieron soportar tantas llamas sobre su piel y comenzaron a quemarse a un nivel nuevo dejando marcas permanentes. El joven tenía quemaduras en su brazo desde antes pero... se veían como manchas o moretones, ahora su piel a aquella zona se veía desagradable desde todos los ángulos. Y si se tocaba demasiado comenzaba a sangrar...

Sin duda alguna todo fue monstruoso y como colmo de los colmos aquel entrenamiento no sirvió absolutamente para nada. Nació el hermanito perfecto. Su padre lo supo apenas lo vio nacer, su cabello tenía dos colores y sus ojos eran diferente color entre si también.

Enji Todoroki tenía grandes expectativas en ese niño.

Y así fue como Touya quedó en el olvido. Nada de su sufrimiento había valido la pena. Ahora solo era una de las herramientas defectuosas de su padre, iguales que sus hermanos Natsuo y Fuyumi.

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Al final el sueño de Enji Todoroki se había cumplido. Un hijo con un quirk mitad hielo y mitad fuego. El hijo perfecto era Shouto Todoroki.

Una desgracia y a la vez un alivio a los ojos de Touya. Los entrenamientos con su padre ahora eran recuerdos del pasado... Por un lado era satisfactorio, por el otro era una mierda. Las quemaduras en su brazo nunca se irían. Hasta el final de su vida quedarían allí, en su piel.

Debido a todo el maltrato ejercido durante su infancia y más aun la paliza que recibió aquel día luego de conocer a Hawks había ocasionado que el mayor de los Todoroki un rechazo a la idea de tener amigos o un apoyo. Si, el corto tiempo que estuvo con Hawks fue asombroso, sentía que tenia una familia adecuada... pero eso había llegado a su fin.

Hawks, por su parte, si había llamado a la casa de los Todoroki, pero nunca nadie le dejó hablar con Touya.

Parecía que el destino de ambos era estar separados... o eso creían.