Capítulo 2: El día en que conocí a Paul

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      Llegué a mi casa súper cansada y vi que en el congelador había una nota de color pegada de mi madre que decía así:

                                     Nur:

                                             Nos fuimos al centro comercial con Millie para comprar ropa para esta noche que es su gran fiesta. Cuando vuelvas de hablar con Héctor ven para donde estamos nosotras.

                                       Besos, mami.

 

     Uf, maldita sea. No quiero ir a esa estúpida fiesta de todos los años en que siempre hacemos lo mismo, la mayoría de las veces me la paso sentada, nada raro de mi porque estoy sola.

     Por cierto, Millie es la mejor amiga de mi madre. Es muy alta, tiene el cabello rubio y corto a la altura de sus hombros con algunos reflejos más claros. Es de tez morena, ojos grandes color café y es bastante exagerada a veces.

     Empecé a buscar ropa elegante en mi placar para esa misma noche y no encontraba nada. Me estaba desesperando, no quería ir a comprar ropa con mamá ya que era lo más aburrido que existía en el mundo.  Una vez que vacié todo mi placar decidí ir. Me puse un jean azul marino con unas botas altas negras de terciopelo que eran hermosas, arriba una blusa del mismo color que el jean y un saco negro porque hacia algo de frio.

                                              …

   Llegué y fui al local preferido de mi mamá. Allí venden ropa de nenita que es horrible, todo absolutamente todo de color rosa, puaj odio ese color. Estaban ahí.

     Empezamos a caminar con mi madre y con Millie y finalmente encontré un vestido hermoso. Era rojo, con escote en forma de corazón, algo ajustado y lleno de brillos

-Madre, por favor, ¡este vestido es hermoso!

-No lo sé –dijo Millie con la sonrisa fruncida- no creo que sea el vestido apropiado para una chica de 16 años.

-Vamos… es hermoso y me veo muy bien con el puesto.

-Está bien, solo porque te queda muy bello puesto y es la hora de que consigas un novio –rio mientras miraba a Millie.

-¡Mamá me sonrojas, basta!

    Llevamos el vestido. Mi madre se acercó a la caja y el precio era bastante alto, pero Millie –que es millonaria- lo quiso pagar ella.

    Luego de comprar mi elegante y hermoso vestido rojo, llegó el turno de mamá. Fuimos a Sweet, ella amaba ese local de ropa, así que enseguida encontró un atuendo que le encantó. Era un vestido largo color beige claro con algunos detalles más oscuros, perfecto para ella. Esta vez ella lo pagó.

     Millie ya tenía un traje color rosa y negro para esa noche que había comprado hace una semana atrás, así que fui con mamá a comprar unos deliciosos batidos que vendían en frente. Luego nos fuimos a casa.

                                            …

     Al llegar, tome un baño de inversión y me quede un rato allí porque sentía mucha tranquilidad. Mi madre estaba muy nerviosa, –siempre se pone así cuando hay que ir a una fiesta- caminaba de un lado a otro probándose zapatos y al fin se decidió por unos beige que combinaban perfectos con su vestido.

     Salí del baño y me comencé a cambiar, me puse el vestido y unos tacones rojos que me hacían doler los pies. Luego me maquillé: me pinté los labios de rojo, me deliñé y apenas me puse rubor.  

    Me hice un rodete enganchado con una trenza y salimos en el auto de mi madre.

        Cuando llegamos estaban todos, yo conocía a algunas amigas de mamá que no me caían tan bien cono Millie. Saludé y fui a la mesa.

   Servían unas pastas con una deliciosa salsa con trocitos de carne, luego había empanadas de pollo que no me gustaron mucho. Por último una ensalada con todo tipo de verduras: Cebolla, lechuga, tomate, puerro, zanahoria y otras cosas asquerosas.

    En la mesa dulce había de todo; Pastelitos, empanaditas dulces, tortas con mucho dulce de leche y crema, alfajorcitos de maicena y otras cosas ricas.

       Después de comer todo eso fui al baño y vomité. Luego fui a sentarme, me sentía mareada así que tome una porción de torta. Soy tan torpe que al ir corriendo a sentarme porque estaba Cachilo, el perro de Millie que me da miedo, me choqué con un chico, dejándole toda la cara llena de crema

-¿Qué haces? –Dijo riéndose-

-Perdona, soy tan torpe que iba corriendo y…

-Vaya vaya, ¿Qué tenemos aquí, eh? Una chica que me llena la cara de crema y me pide perdón. No pasa nada, esta rica.

-Que bien que te guste la crema, ¿no? –Me reí- Soy Nuria, puedes decirme Nur. Tengo 16 años

- Bonito nombre. Soy Paul, tengo 17 años ¿Tu madre es esa que está allí? Creo que te llama.

-Sí, es esa.

   Era raro, pero por un momento no quería volver a casa, estaba disfrutando mucho hablar con Paul. Él llevaba un jean bordo algo ajustado y una remera manga larga blanca. Su cabello era corto y negro. Mi madre me estaba gritando

-        ¡Hija! Ya nos tenemos que ir

-        ¡Ahí voy mamá!

Entonces le dije a Paul:

-        Adiós, un gusto haberte conocido. Nos veremos el próximo año.

-        Espera espera espera, ¿Así tan rápido te vas? Al menos anota mi teléfono, me has caído bien

-        Está bien, pero rápido que me tengo que ir a casa.

-        Toma… aquí te lo anoté

  Me saludó y me fui, esa noche lo había pasado genial.

NuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora