Capítulo III

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Siento ganas de llorar, pero permanezco firme frente a él, no quiero que piense cuán débil soy, debo demostrarle que no me iré hundir por él. Ahora mismo siento odio por Tyler, me ha vendido a un salvaje, animal.

— Hemos llegado— me dice sacándome de mis pensamientos. Lo veo bajar y sin más bajo después de el, para evitar cualquier contratiempo. Cuando salgo veo enfrente de mi una mansión, es demasiado grande no tengo palabras para describirla, pero solo diré que es hermosa.

— Maltida se encargara de entra tus cosas a la casa, ella también te dirá cuál es tu habitación, te presentará la casa y te dará indicaciones, yo me iré tengo que ir a resolver unos asuntos, tú siéntate como en tu casa— y así como vino, así mismo lo veo irse, sentí como mi alma respiro cuando lo vi irse, esto ha sido sin duda una sensación de alivio.

Veo como una mujer de algunos 50 años, se acerca hacia mi, supongo que es la mujer que la que él me había dicho.

— Buenas tarde señorita Melissa, soy Matilda acompáñame hacia dentro — me dice con amabilidad. Yo solo asiento y la sigo hacia dentro.

Si es bella por fuera, es mucho más hermosa por dentro me quede embobada y solo me preguntaba quien era esta tipo, ni su nombre aún se, es un completo desconocido el cual se acostó conmigo por su dinero y encima de todo estaba borracho por su olor aspecto a alcohol.

— Señorita, ya sus cosas están en su habitación si gusta puede subir ahora mismo y arreglar sus cosas.

— Gracias Matilda. Subiré en seguida.

Que se supone que haré aquí, no asimilo del todo esto, solo quiero regresarme a mi hogar, con Tyler a pesar de todo él es mi única familia. Decido subir las escaleras, cuando llego hacia la parte de arriba no se cual es mi habitación y decido por abrir puertas tras puerta hasta encontrar la que contiene mis cosas. Voy por la segunda habitación y todas están vacías, ya en la cuarta me encuentro con lo que supongo que es mi habitación  por que veo mis cosas encima de la cama que yacía ahí.

Han pasado al rededor de dos horas y ya tengo todo arreglado, me siento físicamente cansada y decido por recostarme y descansar un poco, pero unos toques en la puerta hacen pararme y averiguar de quien se trata.Es Matilda.

— El Sr. Evans dice que baje, que la espera a bajo.

— Dígale que estaré ahí en breve.

Ella asiente y gira para devolverse, yo me quedo ahí parada pensando en todo esto una vez más, es que no me cabe en la cabeza el porqué de Tyler. ¿Porque hico esto?.

¿Porque me hiciste esto Tyler?.

Es lo único que me pregunto. Salgo de mis pensamientos y bajo hacia bajo, para encontrarme con el "Sr. Evans" no sé si es su nombre o apellido, pero al menos se que tiene nombre.

Lo veo sentando en unos de los sofás que decoran la sala, se ve algo cansado y me pregunto ¿donde estuvo todo la tarde?.

Aquí estoy.— le hago saber para que note mi presencia. El alza su mirada hacia a mi y me mira fijamente.

Siéntate, por favor— dice haciendo un señal con la mano, para que me sentara y le obedecí. — ¿sabes? Aún veo que estás confundida, pero es cuestión de tiempo para que sepas todas las verdades, el hecho de que estés aquí no es pura coincidencia o casualidad de la vida, aunque así pareciera, todo tiene un porqué y tú mi querida Melissa lo sabrás, pero por ahora debo disfrutar de ti.— dice tan maliciosamente que me he difícil procesar todo lo que dice, no sé por qué estoy aquí, no sé qué el quiere de mi, aunque claramente ya sabemos que es "sexo", pero ¿porque yo.

Siento como se acerca cautelosamente hacia mi, y me incomoda su cercanía, se sienta al lado mío haciendo de mi una gelatina de lo nerviosa que estoy. Este hombre me intimida bastante. Pasa una de sus manos por mi mejilla y la acaricia. Yo me quedo inmóvil solo viéndole cada movimiento que hace. Coge mi rostro con sus dos manos y me hace que lo tenga cada ves más cerca, siento como su aliento choca con el mío y es ahí cuando me doy cuenta de lo que hará. Pega sus labios contra los míos dejándome perpleja, y es ahí cuando reacciono, intento alejarme de él, pero este es más fuerte y hace que permanezca allí, bajo su besos, me deja como una presa. Me agarra del pelo poniendo una mano en mi cintura haciendo profundizar el beso, si no lo paro ahora mismo, es capaz hasta de violarme. Sin pensarlo dos veces agarro entres mis dientes sus labios y lo muerdo haciendo que esté gimiera, pero de dolor. Por mi acto se sorprende y tira de mi fuerte.

!¿Acaso eres loca?!.— grita y se pasa las manos por sus labios, veo como unas gotitas de sangre salen de este. Creo que me he pasado.

Lo siento, pero es que no me dejabas de otra, ¿Acaso te pedí que me besaras? .

Veo como el enojo en el crece más. — ¿Acaso yo tengo que pedirte permiso para hacerlo?. Acuérdate que eres mía, yo pague por ti, me perteneces.

No soy nada tuyo, no soy de nadie, me importa muy poco que hayas pagado una maldita cantidad de dinero por mi, no te lo pedí.— le reclamé sintiendo como el enojo en mi yacía presente.

Veo como camina nuevamente hacia mi — Veo que no has entendido nada muñeca, te recomiendo que no me hagas enojar, no quisieras saber qué pasa cuando lo hago.— sentí un escalofrío por mi espina dorsal por escuchar aquellas palabras. — que no vuelva a ocurrir algo así— dice bastante cerca de mi. Yo trago en seco y asentí . — Bien, así me gusta. Ves que no es tan difícil obedecer— vuelve a poner sus manos en mi rostro y me atrae hacia a él para besarme de nuevo, pero esta ves besa una de mis mejillas y me sonríe con una sonrisa de lado haciéndole marca unos de sus hoyuelos.

Buenas noche Melissa. — dice para luego irse y dejarme más confundida que antes.

¿Que demonios fue eso?.

Vendida al enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora