Capítulo 2
Nancy:
Vanessa me sonríe, aprieta mi mano y una suave lágrima resbala por su rostro. Traza un camino húmedo hasta su barbilla y la gota desaparece en su pómulo. Esta emocionada y sólo sé responder de una forma; abrazarla fuerte y llorar en su hombro.
La felicidad que siento es desconcertante, inmensa, increíble... Siento unas enormes ganas de gritar, de pegar saltos por todo el aeropuerto.
«Lo he conseguido»
Parpadeo varias veces, aprieto mis ojos cerrados y sorbo por mi nariz antes de zafarme de nuestro abrazo y recuperar la compostura.
Trago saliva y sonrío tímida, no se en que momento ha pasado todo esto pero sigue siendo algo irreal para mi, algo espectacular.
—Eres muy valiente, Nancy.— dice ella sobandole el cabello al niño que nos acompaña.
Me quedo mirándola durante Dios sabe cuanto tiempo, aunque mis ojos están puestos sobre ella -sobre su imponente cuerpo, sus preciosos ojos y su larga melena- mi mente esta en otro mundo, cavilando entre los melancólicos recuerdos del pasado y temiendo los cambios que el futuro me deparará.
¿Qué será de mi? Esa es la pregunta que llevo minutos haciendome, no se que pasará conmigo, como cambiará mi vida; ya sea para bien, como para mal. Me hubiese gustado vivir este momento junto a la persona que me dio la vida, mi madre. Ella siempre fue tan guerrera, tan ambiciosa e inteligente. La veía como un ejemplo, una mujer valiente, una verdadera mujer. Pero mis ideas cambiaron el día que me enteré de su suicidio, y esas bellas palabras se resumieron en una; covarde.
No entiendo que pasó, en que momento decidió ser tan egoista y dejarme en este mundo sola, sin su amor, sin sus caricias, sin sus ánimos para seguir adelante. No la culpo, no la odio, pero no podré perdonarselo nunca. ¿En que momento se le ocurre irse sin mi?
Y desde que ella no está, mi vida ha ido a peor, mis metas se han reducido, mi paciencia ha desaparecido, mis ganas de seguir adelante ya no estan. No recuerdo la última vez que esbozé una sonrisa en mi rostro, la última vez que fui feliz, que sentí alegría, que tenía ganas de vivir.
Me siento una mota de polvo, un alma insignificante, un estorbo para la humanidad. Pero aún así una pequeña gotita de esperanza se expande por mi ser, haciendo que desee ser libre de una vez, valerme por mi misma y hacer realidad el sueño de mi madre: SER UNA MUJER LIBRE.
La vida se asemeja a los juegos de mesa, vas tirando dados y a veces salen mejores y otras peores. Se basa en esa partida de ajedrez, solo los más listos y con la mejor estrategia, ganan. Por otro lado me recuerda a la Oca, a veces retrocedes y otras te saltas varias casillas llegando antes a tu destino, saltandote los obstáculos. Es difícil de explicar, pero sí, la vida sería algo así como una gran partida en la que todos perdemos en algún momento. Lo que marca la diferencia es el levantarse o no, seguir adelante o amedrentarse, luchar o darse por vencido. ¿Nunca te han dicho que lo más importante es haber participado? Pues sí, lo importante es participar en el juego, repetir turno las veces que haga falta y seguir intentándolo cueste lo que cueste.
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MI ÁRABE © - @muslima_letters
Romance«No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia». -Mahatma Gandhi. Ni más ni menos que la hija del gobernante de Los Emiratos Árabes, Nan...