Prólogo

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—¿Qué te dije Nancy?— me pregunta serio, acorralandome entre su cuerpo y la pared. Cierro los ojos con fuerza e intento estabilizar mis nervios. Su aliento toca de frente con mis mejillas, su aroma llega hasta lo más hondo de mis fosas nasales y su altura imponente hace que escapar no sea una opción.

Trago duro.

—¡Nancy!— doy un respingo debido a la intensidad de su voz —¿Qué te he dicho?— me fulmina, y miro sus vibrantes ojos negros, que ahora mismo lo único que transmiten es furia.

Llevo mi mano hasta su mandíbula y acaricio su barba, dejando que una lágrima de dolor salga de mis ojos.

No puedo, no puedo seguir jugando con él, enamorarme cada vez más, sabiendo que lo nuestro no tiene futuro, que un nosotros jamás existirá.

—Nancy, ¿Qué te dije?— insiste, la imagen de lo que pasó y el arrepentimiento llegan a mí. Vergüenza, pesar, remordimiento... Todo se arremolina en mi sistema y hace que mantener la cordura no sea posible.

Sus dedos sujetan mi quijada y alzan mi rostro, haciendo que nuestras miradas choquen —¿Qué te dije? —, Suspiro entendiendo que no me dejará en paz hasta que se lo diga, hasta que le recuerde aquellas palabras que me llevaron al pecado, a la mismísima lujuria.

—Q-que...— intento hablar pero solo consigo tartamudear algo incoherente.

Él me mira y asiente para que siga.

—Que soy tuya— consigo decir, sonríe satisfecho y da un paso hacía atrás, dejando de presionarme.

—Entonces— empieza —¿Qué ha cambiado?— suena dolido, triste pero sobre todo decepcionado.

¿Cómo le explico que nada de esto tiene futuro? Que por mucho que nos prometamos, que nos amemos hay una gran barrera entre nosotros. Que mis creencias jamás me permitirían estar con él. Que somos mucho más diferentes de lo que parecemos. ¿Cómo le explico quién realmente soy? Que tengo muchos secretos, que le he mentido demasiadas veces, que no soy quien cree. Que he jugado con él, todo este tiempo. ¿Cómo le explico que el loco de mi padre me esta buscando? Que el maldito jeque esta siguiendo mis pasos, que recibo amenzas a diario de alguien anónimo. ¿Cómo?

—Royhan...— susurro en un hilo de voz —Aléjate de mí, olvidame, déjame— sueno más dura de lo que pretendo. Arrasca su nuca, su nuez de adán sube y baja con fuerza, esta nervioso.

—¿Solo fue sexo?— su pregunta me pilla desprevenida —Solo fue eso para ti, sexo— esta vez afirma aunque sigue esperando una respuesta. Achino mis ojos, bufo cansada y pego mi cabeza contra la pared.

¡Dios!

...

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Próximamente...

MI ÁRABE © - @muslima_lettersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora