Capitulo III

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Llegamos a la sala de conferencias y había muchísimos estudiantes de "todo tipo" como solía llamar Val a las personas con diferentes formas de vestir y rangos de personalidad. Había un grupo de chicos que tenían un estilo Old, otros eran Hippies, algunos otros Rockeros y Metaleros, Val y yo eramos sin duda las típicas chicas fresas.

Nos sentamos conforme nuestra facultad al igual que los demás chicos. Y la decana, una mujer de estatura media con el cabello corto, muy simpática nos recibió con una palabras de bienvenida pidiendo a todos guardar silencio.

-Mi nombre es Elizabeth Daley , soy la decana de esta institución desde 1991 y ha sido un verdadero honor siempre recibir a chicos nuevos cada año, estoy segura de que este año sera el mejor tanto para mi, como para ustedes. Así mismo, los invito a que entreguen todo su esfuerzo, corazón y dedicación para que sean profesionales sobresalientes, con valores y principios que los fortalezcan como persona y así, ofrezcan una mejor vida a quienes lo necesiten. Bienvenidos a este nuevo periodo escolar, periodo de muchos retos, metas y proyectos que nos brindaran resultados positivos y exitosos, gracias. 

De inmediato, todos en la sala de conferencias comenzaron a aplaudir y gritar. Val y yo hicimos lo mismo, era muy bello formar ya parte de tan maravillosa Universidad.  De repente, un grupo de 10 estudiantes de diferentes facultades, se pusieron en el medio del escenario y comenzaron a dar indicaciones para empezar con las clases, que alegría.

-Hola chicos, chicas. Bienvenidos, nosotros somos parte del Club de Ayuda. Como podrán notar todos tenemos camisetas con los nombres de las facultades. Deberán acercarse con el compañero que tenga el nombre de su facultad para que les den horarios, salones y demás. Hagan dos filas pequeñas, pasaran de dos en dos, en orden. -dijo un integrante de los 10 alumnos que estaban ahí.

Enseguida, Val y yo nos levantamos de los asientos y caminamos hacia la chica que tenia la camiseta con la palabra Artes, había muchos chicos esperando recibir ya sus horarios, era algo estresante estar ahí. Al fin, después de largos 30 minutos era nuestro turno de pasar con la chica morena que era encargada de darnos indicaciones.

-Hey, mi nombre es Dayanne, estudio Artes Escénicas. Sus nombres, por favor. -dijo Dayanne.

-Valery Lee. 

-Kristen Cunningham.

-Bien, Lee-Cunningham. Las tengo, Valery, tu estas en Artes Liberales, te entrego tus horarios, los salones siempre son distintos, en la hoja que te entrego puedes ver que están escritos diferentes salones de clase. Ahora, Kristen, estas en Cinematografía, ten tus horarios. Contigo no habrá mucho problema, el salón casi siempre el mismo solo a veces tienes que estar en el salón de simulación y filmación. Bienvenidas y excelente inicio de clase ¡siguientes!  -dijo Dayanne.

-Todos parecen ser muy amables el primer día ¿no crees? -dijo Val.

-Si, después empezara el bullying masivo, no te preocupes- bromee.

-¿Te sientes mejor? -pregunto Val.

-Un poco, al parecer el dolor desapareció con la bienvenida de la decana.

-Perfecto. Ahora, mi salón esta en el edificio C, ¿el tuyo? -dijo Val.

-En el edificio A. -dije.

-Mala suerte que tenemos, bueno, me tendré que separar de ti. Al parecer ahora mismo estoy teniendo una clase. Cualquier cosa mándame un mensaje de texto o llámame ¿De acuerdo?

-Si, estaré bien, no te preocupes. Anda a tu clase, la mía empezara dentro de 30 minutos, estaré en la biblioteca.

-Te quiero, nos vemos en el almuerzo. -dijo Val.

Val camino hacia el edifico C y yo me dirigía a la biblioteca a esperar a que mi primera clase comenzara. Al fin llegue, deje mi mochila en la silla que estaba a mi derecha y nuevamente sentía ese malestar, un frió recorría todo mi cuerpo, cerré los ojos y respire hondo. Me levante y fui en búsqueda de un libro, me di cuenta de que si mantenía mi mente ocupada el dolor desaparecía por arte de magia. Tome el libro de "Esculpir el tiempo" de Andrei Tarkovski, un libro que trata básicamente de como el autor expone su visión del arte y del cine en términos muy personales. Regrese a donde estaba sentada, agregue una alarma en mi celular para que sonara dentro de 30 minutos ya que a veces perdía la noción del tiempo. Comencé a leer, pero esta vez el dolor seguía, no podía controlarse, me mantenía en la lectura pero seguía presente, nuevamente, respire y me recargue en la silla.  Mi teléfono comenzó a vibrar avisándome que habían pasado ya los 30 minutos. Tome mis cosas, salí y busque el salón A-17, por suerte estaba a 5 salones de donde se encontraba la biblioteca. 

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