Escuchando con el corazón

Capitulo 12

Ninguna película romántica se podía comparar con lo que había vivido con Hugo ese día, podía decir que había sido el mejor día de mi vida, estaba tan enamorada de él que no me cabía el corazón en el pecho y todos los hermosos detalles que había tenido conmigo me emocionaban y me hacían sentir la persona más feliz del mundo.

Si ningún pudor le había escrito un mensaje:

--Te quiero muchísimo, eres el mejor novio del mundo, me haces inmensamente feliz--

--Yo también te quiero mucho, gracias por dejarme estar a tu lado, solo vivo para hacerte feliz--

Esa semana, su mamá al parecer no iba a trabajar tanto por lo que iba a llegar temprano todos los días, Hugo me había dicho que quería pasar tiempo con ella. Yo quería aprovechar para practicar, el maestro me había dicho que en un mes iba a haber una presentación y quería que prácticara para participar.

El lunes en la tarde lo había extrañado muchísimo, el martes que había llegado a la escuela, sin importar las normas de popularidad me había lanzado a sus brazos, después de abrazarlo un rato, me separé y los dos al mismo tiempo dijimos:

--Te extrañe mucho--

Él me tomó de la mano y me la besó, yo recargué mi cabeza en su brazo, a la hora del almuerzo, cuando los demás se estaban parando, Hugo tomó mi mano y me dijo sonrojado:

--¿Podríamos comer juntos?, se que probablemente quieras estar con tus amigas pero te extrañé muchísimo ayer--

Le sonreí agradeciendo que él hubiera tenido la iniciativa, quería pedirle justo lo mismo.

Ese día en lugar de sentarnos dentro de la cafetería Hugo y yo nos sentamos en unas de las mesas de afuera, el clima estaba muy rico y quería algo más de privacidad, las mesas de adentro eran para diez personas, en cambio las de afuera eran para cuatro, por lo que nos habíamos sentado solos, él me había platicado lo que había hecho con su mamá y yo lo que había hecho en la tarde, no había tenido el valor de decirle que me había quedado después de clases en la escuela dos horas para ensayar.

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A pesar de que disfrutaba el tiempo con mi mamá que buena falta nos hacía, ya que desde que nos habíamos mudado ella trabajaba mucho, no podía dejar de pensar en Celeste, el jueves en la tarde cuando mi mamá me recogió me dijo:

--Ten tu pasaporte-- No entendía para que me lo daba, le pregunté, pero como iba manejando no pudo contestarme hasta que nos tocó un alto, el camino que estábamos tomando era hacía casa de Celeste.

--Se que la extrañas mucho y su mamá dice que ella también te extraña mucho a ti, hoy van a ir a México a comer tacos-- Su expresión fue como de no tener idea de que significaba eso --Me pidió su mamá que si podías ir con ellos, le dije que si, me pidió que llevaras tu pasaporte--

¿De verdad iríamos a México solo para comer tacos?, no estaba muy lejos, de la frontera estaríamos a unas cuatro horas, pero era muy exagerado un viaje de ocho horas por unos tacos.

Mi mamá se despidió y me pidió que la mantuviera informada, al parecer ella iba a ir al hospital para llenar los papeles para postularse al puesto que le había dicho el papá de Celeste.

Entré a la casa sin saber a donde dirigirme, después vi a Celeste bajar las escaleras corriendo, cuando estaba en el ultimo escalon se lanzó a mis brazos y sin poder evitarlo la abracé y la hice girar. Al recordar la escena que habían hecho su hermano y Jesica nos reímos mucho ya que los habíamos criticado de cursis.

--Mi mamá me acaba de dar la sorpesa de que ibas a venir con nosotros, vas a probar los mejores tacos del mundo son deliciosos--

Yo solo sonreí, por más ricos que estuvieran iban a ser ocho horas de camino, eran las 3 de la tarde, íbamos a ir regresando después de media noche, me daba un poco de flojera pero al sentir la mano de Celeste tomando la mía no me importó, lo iba a hacer a su lado en ese momento pensé que si fueran cien horas de viaje sería feliz.