Kaleb PoV's
–Hola, ¿Cuanto tiempo no?– Yo sabia que Alice trabajaba aquí a estas horas, también sabia que esta no era su zona.
Sigue igual de hermosa, alta, cabello largo color castaño, tez blanca, piernas delgadas, todo en ella me seguía gustando, no entiendo como fui capaz de perderla.
–¿Ya saben que ordenar? – Ignoró mi pregunta, tiene prohibido hablar con sus amigos en caso de que vengan a este lugar como clientes.
– Christian, ¿Vas a ordenar o en un rato mas?– Alice alzo una ceja, ¿Lo conoce? – Bueno pues en lo que mi amigo decide, yo voy a querer un café frió con leche y una galleta de chocolate –Ella anoto todo lo que le dije en cuestión de segundos, incluso anoto los datos que ocupaba para el café, ella sabia que la leche deslactosada y el café no tan cargado y amargo, pero no me lo pregunto.
– ¿Algo más?
– Yo voy a pedir lo mismo que él– Christian le entrego la carta y Alice simplemente asintió y se marcho al mostrador por nuestro pedido –¿Ya la viste? Esta hermosa, buenísima, ¿Ya viste sus nalgas? – Christian no dejaba de verle las caderas cuando caminada o se agachaba, viéndola lleno de lujuria.
– Ya déjala idiota – Christian era un amigo que entró a la universidad después de que terminé con Alice, por lo que no estaba enterado de que Alice era mi ex y que era la misma que atendía.
– ¿Por? De solo verla la imaginó en cuatro y desnuda a mi merced – Christian se mordió el labio excitado, a lo que yo simplemente rodé los ojos molesto y le di una patada por debajo de la mesa –¿Qué te pasa imbécil?
– Nada, creí que era la pata de la mesa –Dije con indiferencia encogiendo los hombros.
Desde que Alice y yo terminamos no eh podido olvidarla, no se lo que es, pero toda ella me es perfecta, me atrae como imán a metal.
– ¿Apoco tu no piensas en cogértela?
– Ya lo hice – ¿Qué dije?¿Cerebro, estás vivo? En ese momento me miró como si hubiera descubierto la cura de las enfermedades más mortales del mundo. No pensé lo que dije.
– ¿Como es en la cama? ¿Qué tal es en los orales? ¡Dime! – Casi se subía a la mesa para sentarse a mi lado sin quitarme la vista de encima.
– Les traigo su orden – Llega Alice con una bandeja entre las manos, esta está llena de comida y no todo es nuestro. – Dos cafés fríos con leche y dos galletas de chocolate – Puso el pedido en la mesa y se retiró con una sonrisa a seguir con su trabajo.
– Cállate, solo paso en mis sueños – Le di un mordisco a mi galleta esperando a que se diera la vuelta y dejará de interrogarme.
– Aja, no quería saber de tus asquerosos sueños húmedos– agarró su café y se dispuso a comer y beber tranquilamente sin hacer otra pregunta.
– Oye – Llame su atención y volteo a verme con una cara llena de migajas como si fuera niño – ¿y si te conseguimos una novia para que dejes de pensar tonterías?
–¿De qué hablas? Yo no soy quien se la pasa hablando de sus sueños húmedos – Le dio otro mordisco a la galleta como si nunca hubiera comido una en su vida.
– Bueno, tienes razón, nadie en su sano juicio andaría con alguien tan desaliñado como tú – Rodé los ojos mirando a su barba llena de pedazos de galleta.
– Te sorprendería ver cuántas se mueren por mi, nene – Me guiño un ojo al final de la frase ¿Que le pasa? Aparte, actuó como diva.
–¿Nene? Este joto no es para tu hoyo –Ahora fui yo quien le guiño el ojo y actuó como diva y ambos soltamos una sonora carcajada atrayendo la atención de los clientes del local, incluso volteo Alice.
– ¿Seguro? Causo sensaciones en la gente muy difíciles de entender – Reímos juntos ante tal escena y simplemente terminamos nuestro respectivo pedido en silencio.
Mire el reloj y ya era hora de que Alice saliera del trabajo, sin pensarlo dos veces me puse de pie y me despedí de Christian con la excusa de que mi madre estaba enferma de diarrea y tenía que comprar papel higiénico.
Una vez afuera, me dirigí a la puerta trasera, esperando a Alice, necesitaba hablar con ella. Pasaron 10 minutos y nada, luego 20 y todavía no salía, me empezaba a desesperar por qué no salía, creía que ya se había ido a su departamento.
Estaba a punto de retirarme a mi departamento cuando escuché una risa, esa risa que tanto me gustaba, pero estaba acompañada de una risa masculina. La puerta se abrió y dejo ver a Alice con el muchacho de la risa.
– ¿Qué hace él aquí? – Dije al darme cuenta de quién era el susodicho.
CONTINUARA...

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Conociéndote Otra Vez
Novela JuvenilAlice es una chica de casi 20 años, con una vida estable, un apartamento, un trabajo, una escuela y un novio, momento ¿Dije novio? Perdón quise decir ex-novio. En una noche de alcohol y drogas, se reencuentra con su ex y su vida cambia drásticamente.