1) El día que mi vida cambió

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Un Sábado cualquiera, con el resplandor del sol enfocando a los ojos de todos los santiaguinos del barrio, en la barraca de Oscar suena ese tic tac que da sensación de impaciencia con el sonido de la chancla de Juan que está sentado en una butaca y los brazos cruzados, mirando al techo con la mente en blanco y aburrido de la vida, mientras que Isabel cose y cose sin parar y Oscar estirado haciendo sonidos con la lengua a la vez que tres gotas de sudor se desparraman por su frente morena. De golpe, cuando menos se lo esperaron.... <<Mec Meeec>> Se escucha el pitido de una moto.

Juan, pone cara de sorpresa, hace el gesto de levantarse y dice:

- Isabel!! Se dirige a nosotros?

A lo que Isabel contesta con cara de pasotismo y expresión de poca sorpresa y aburrimiento:

- Que más da? si llevamos 5 años aquí y todas las veces que nos pitaron fue para darnos cartas del banco reclamando nuestra hipoteca, compañías recordándonos que somos morosos o los Carabineros para hacernos registros por si escondemos droga.

Juan, ignorando las palabras de Isabel, salió y se encontró con una persona con vestimenta amarilla y una gorra acompañado de dos carabineros con cara de pocos amigos y las metralletas apoyadas en sus robustos brazos con el cañón enfocando hacia arriba.Evidentemente se trataba del cartero, entrando en ese barrio que el capitalismo considera peligroso y necesitan dos personas uniformadas, armadas y musculadas para poder entrar a dar una simple carta. Al recibir la notificación, Juan sintió como su corazón empezó a latir más fuerte y las manos le empezaron a sudar, ya que, su intuición le dijo que era algo diferente a lo que estos últimos 5 años habían recibido. A continuación, Juan entró a la barraca corriendo, abrió el sobre con cierto nerviosismo y cuando por fin puede abrirla y leerla, le empiezan a temblar los labios, mira con cara de emoción a Oscar e Isabel y les expresa repetidamente con los ojos cristalinos:

- Tengo trabajo...,tengo trabajo..., TENGO TRABAJO!!!

Oscar, saltó de su cama a abrazar a su padre, mientras que Isabel, pálida como la leche y con las manos en la boca junto a esos ojos de emoción y sorpresa, se dirigió hacia ellos dos a realizar un abrazo conjunto, con el entendimiento de que ese trabajo les podía sacar de esa situación tan limitada, precaria y de mala muerte.

Juan, cuando pudo mediar
palabra dijo:

- Familia, me han ofrecido ser el constructor de un rascacielos de oficinas en el centro de Barcelona.
Pese al amor mostrado a nuestro querido Santiago de Chile...nos mudamos a Barcelona!

Esas palabras les causaron un sentimiento de ilusión pero a la vez de espanto y nostalgia porque saben que a pesar del sufrimiento pasado, añorarán con todo su corazón a su querida Chile.

Oscar preguntó con sus ojos marrones expresivos rellenos de emoción:

-Papá, porfin podré ir a un colegio y hacer amigos? porfin podré tener zapatos y ropa nueva? porfin podré ducharme con agua caliente?

A lo que Juan respondió mientras le tocaba la nuca de forma cariñosa:

- Por supuesto hijo mio, ahora es nuestro momento.

Finalmente, todos juntos se volvieron a abrazar a la espera de esa nueva experiencia que puede convertirse en una aventura...o en una PESADILLA.

EL VALIENTE OSCARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora