Artemisa se encontraba en un río en Avalón, había una pequeña fuente y un gran y denso bosque la rodeaba, estaba con los pies en el agua cuando su maestra se acerca a ella.
-Artemisa, dentro de poco volverás a Anycus.- Me dice mi tutora Ginebra.- A menos de que elijas quedarte y ser una sacerdotisa aquí.- Dice pausadamente mientras se sienta a mi lado en el río.
-Lo sé, pero debo volver para cuidar de mi madre, ella ha estado enferma.- Digo de la manera más calmada que puedo. Mi madre siempre ha sido delicada de salud y no ha pasado un día en que no piense en ella.
-Malena siempre ha sido una mujer fuerte a pesar de lo delicada de salud que puede ser.- Dijo Ginebra, ella era tan calmada, arisca al cariño, sabia, elegante y podía ser tan dura, fría y cruel.
-Debo pensarlo, además también está el asunto con el alfa.- En eso llega una mensajera de Avalón.
-Señora, el alfa está aquí y solicita la presencia de usted.- Dice la mensajera, algo agitada por correr.
-Iré enseguida.- Dice mi tutora.- Vamos Artemisa, veamos qué necesita tu mate.
Al llegar a las escaleras del instituto lo veo. Estaba más alto, y tenía más músculos de los que recordaba, su tez un poco bronceada y con cicatrices, cuando me vio pude ver que sus ojos desprendían odio hacia mi y luego veo a la mujer que tenía a su lado, era su luna o eso me decía mi mente.
-Alfa.- Dice Ginebra con una reverencia hasta el suelo en la cual la acompaño.- ¿En qué podemos ser de ayuda?.- Dice tan fría como de costumbre.
-Quiero saber una fecha apropiada para concebir un hijo con mi luna.- Dijo en todo tenso.
-Acompáñeme por favor, solamente usted.- dijo Ginebra al notar que la luna iba a ir con ellos.- Artemisa ven, necesitaré tu ayuda.
-¿Por qué ella puede ir con ustedes y yo no? Yo soy su luna y futura madre del siguiente alfa.- dice Vanessa en tono autoritario.
-Ella es mi discípula, ella me ayudará con el procedimiento, a parte se hará solamente con el alfa para ver sus ancestros y sus astros para determinar el día.- Dice Ginebra en un tono aun más frío y algo mordaz, no le gustaba para nada que la contradijeran en algo.
Estábamos en el altar hacia la Diosa Luna, regente de las brujas y los hombres lobos, que nosotros a diferencia del resto, fuimos creados por ella, las hadas y las demás criaturas fueron creadas por el Dios Sol. Delante del mural que representa a la Diosa Luna había una fuente de agua muy grande, tenía flores y pétalos flotando, nadie sabía de dónde venían, pero lo cierto es que siempre han estado ahí.
-Esta es la fuente de la Diosa Luna, nuestra madre, el agua nos revelará la fecha para que usted conciba a sus hijos.- Dijo Ginebra en un tono calmado, pero algo andaba mal.- Le pediré que por favor se sumerja desnudo en el agua.
Daemon hace lo que Ginebra le pide, se sumerge completamente y apenas lo hace el agua se pone turbulenta, se ve la visión de Vanessa hablando con una bruja, pero había algo que no estaba bien, la bruja le da algo y luego se ve a Vanessa preparando un té, entrando al despacho de Daemon, él toma el té a regañadientes, luego se le ve anunciando a Vanessa como su luna.
-Una poción de amor.- Pensé, vi a mi tutora y tenía el ceño fruncido.
-Puede salir, Alfa.- Dice Ginebra.
-Y ¿Cuál es el día para concebir?.- Pregunta Daemon expectante.
-Lamento decirle que ha sucedido un contratiempo.- Dice Ginebra algo nerviosa.- Tenemos que hacerle un ritual, ya que al parecer le han hecho un hechizo para que no conciba hijos, no es nada grave, solo deberá quedarse aquí unos días mientras preparamos todo.
-Vanessa, no puedes quedarte, debes irte para que ellas puedan hacer su trabajo.- Le decía Daemon a Vanessa, mientras los veía desde la torre norte del instituto.
-Artemisa, debo hablar contigo.- Dice Ginebra tomándome desprevenida.- Vamos a mi habitación, esto es algo urgente.
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La bruja y el alfa
WerewolfEn un país donde los Dioses son la Diosa Luna, El Dios Sol y Las Estrellas, ellos decidían el destino de todos Anycus, el país donde los hombres lobo gobernaban, el alfa Daemon encuentra a su mate, nunca pensó que sería una bruja llamada Artemisa y...