Me encuentro hablando con mi madre, sentadas en un jardín, las dos vamos de blanco y la luz del atardecer se refleja en su rostro, a lo lejos te veo, te ves un poco mayor, usas una camiseta celeste pastel, y tienes una pequeña niña con un vestido rosa sentada en una de tus piernas, esas riendo con ella, mientras un niño que aparenta ser su hermanito mayor con rizos rebeldes te muestra emocionado algo que ha encontrado en el césped, el jardín es hermoso y la luz del atardecer hacen que el café de tus ojos resalten más, te ves tan tranquilo y feliz mientras hablas con mi padre, la niña se voltea y lo llama 'abuelo'se ven tan felices los cuatro que no puedo evitar sentir paz y divinidad en el ambiente, algo casi mágico, como sentir el amor de Dios.
Despierto, fue un sueño, nunca había querido tener hijos ni una familia, pero es extraño como dejo que un sueño cambie mi perspectiva, recuerdo que esa mañana te desperté con besos, más enamorada que nunca y segura de lo que quería.
Es divertido pensar que nunca había querido casarme y tener hijos hasta esa mañana, es nostálgico recordar en todas las veces que quise tirar la toalla y aferrarme por el simple hecho de recordar este sueño, para mí, el sueño era algo posible, era mi futuro, una señal divina, estaba confiada, ahora estoy bien, ya sé que tal vez otra persona te va a reemplazar en la vida real, es extraño que aunque ya no estés en mi vida aun así quiera una familia, tengo la ilusión de que algún día la tendré, tendré este momento.
Estoy feliz de que los dos estemos haciendo otras cosas, estoy feliz que estés con otras personas, espero que encuentres la persona que te llene y te haga feliz, porque yo sé que seguiré adelante, y sé que no soy lo que necesitas, porque no cerraré mis sentimientos y encontraré personas maravillosas en el camino, porque con esta carta estoy liberando una parte de mí y te estoy liberando, estoy cerrando en mi baúl algo preciado, lo estoy guardando porque he decidido seguir adelante, estoy purificando mi alma, me estoy despidiendo.
