Lucas 3:5-6, primer encuentro

9K 76 5
                                    


Lucas y yo solo nos habíamos visto una vez, hacía ya un par de meses, cuando mi amiga Natalia nos presentó.

No eran amigos íntimos, pero se conocían del trabajo y habían coincidido varias veces junto a otros compañeros en cenas y eventos de empresa.

Esa misma noche recibí un mensaje suyo a través de una red social, en él aparecía su número de teléfono y una frase:

"Escríbeme si alguna vez te apetece jugar conmigo"

Me pareció un poco descarado, pero al mismo tiempo provocador, y decidí responder.

Al principio fue algo esporádico, nos enviamos algunos mensajes, intercambiamos algunas fotos... y al final terminamos llamándonos varias noches por semana.

La primera vez que escuché su voz a través del teléfono me excitó tanto que terminé masturbándome mientras hablábamos.

Creo que no se dio cuenta, y si lo hizo, no dijo nada.

Lo repetí muchas noches más, en silencio, mientras escuchaba su voz que sonaba grave y un poco rota, con ese tono ligeramente ronco que siempre me había parecido tan sexy en los hombres.

Mantuvimos varias conversaciones un poco subidas de tono, hablamos sobre las cosas que nos gustaban, los lugares donde lo habíamos hecho y nos contamos algunas experiencias que tuvimos con otras personas, y aunque ninguno lo había verbalizado, los dos fantaseábamos con un encuentro íntimo.

Yo siempre he sido bastante sexual y no me avergonzaba reconocerlo, pero a pesar de eso, nunca había tenido muchas parejas y las que tuve tampoco supieron muy bien cómo complacerme, estaba un poco desencantada después de algunas experiencias con tíos que lo único que buscaban era su propio placer sin importarles lo más mínimo mis necesidades.

Pero Lucas prometía mucho en ese sentido y acepté sin pensarlo demasiado cuando, en nuestra última conversación, me propuso quedar.

-Deberíamos hacerlo, deberíamos comprobar si cara a cara, esto funciona igual de bien. Me gusta hablar contigo, pero preferiría hacerlo mirándote a los ojos.

Estábamos en verano y acordamos vernos en una heladería que había cerca de su casa.

Me recogí el pelo en una trenza y me puse un vestido largo de tirantes y unas sandalias planas.

No era una cita formal y quería ir cómoda, pensé que, llegado el caso, tardaría muy poco en deshacerme de ese vestido.

Llegué pronto, así que pedí una copa de helado de nata con caramelo y me senté en la terraza a esperarle en una mesa que había libre con cuatro sillas.

Unos minutos más tarde apareció, caminando despacio mientras me buscaba entre la gente.

Le hice un gesto con la mano y se acercó a mí, sonriendo.

Lucas era tremendamente atractivo, su pelo era oscuro, lo llevaba húmedo y un poco alborotado, con barba de unos cuantos días.

Tenía la piel brillante y dorada por el sol, y se le marcaban los músculos de los brazos.

Esa tarde vestía informal, vaqueros claros, un polo en color turquesa, unas bambas azul marino y llevaba puestas unas gafas de sol con efecto espejo.

Se inclinó para darme dos besos, y cuando lo hizo pude notar su perfume, olía a cítricos y a madera.

Se sentó frente a mí y hablamos durante unos minutos sobre cosas superficiales que ni siquiera recuerdo.

El tiempo, el tráfico... no presté demasiada atención, estaba concentrada observando con detalle cada uno de sus gestos.

LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora