Lucas 5:39, tercer encuentro

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Habían pasado tres semanas desde la última vez que vi a Lucas, y durante ese tiempo no hablamos con tanta frecuencia como solíamos hacerlo.

Los dos nos fuimos de vacaciones con amigos y estando acompañados era complicado mantener nuestras conversaciones nocturnas, así que solo habíamos intercambiado algunos mensajes en los últimos días.

Regresé a casa un miércoles y lo primero que hice fue salir a comprar, tenía la nevera vacía y justo cuando salía del supermercado sonó mi móvil.

-Hola pelirroja ¿necesitas ayuda con las bolsas?

-¿Qué?

-Que si necesitas que te ayude a llevar la compra a casa.

-¿Dónde estás?

-Date la vuelta.

Lucas estaba justo detrás de mí, había salido a tomar algo con unos amigos y regresaba a casa cuando me vio salir del supermercado.

Cogió unas cuantas bolsas y me ayudó a llevar la compra, entramos directos a la cocina para poder dejarlo todo.

Guardé un par de cosas en el congelador para que no se estropeasen y le ofrecí una cerveza a Lucas, que estaba en mitad de la cocina de pie, mirándome fijamente y un escalofrío me recorrió la espalda a ver sus ojos clavados en mí.

-¿No vas a enseñarme tu casa?- preguntó.

-Claro, aunque es mucho más pequeña que la tuya. A la izquierda está el salón, la puerta de enfrente es el baño y a la derecha mi habitación ¿qué quieres ver primero?

Lucas salió de la cocina y tal y como suponía, fue directo a mi habitación.

-Siento el desorden, aún no he tenido tiempo de deshacer la maleta- dije mientras la apartaba de la cama.

Lucas se acercó a mi despacio y sonreí, reconociendo perfectamente sus intenciones.

-He echado de menos esta melena- dijo enredando un mechón de pelo entre sus dedos- y esta boca- añadió justo antes de que su lengua comenzase a recorrerla mientras me sujetaba por la cintura, pegando su cuerpo al mío.

Descendió hasta mi cuello y sus manos se perdieron debajo de mi camiseta, levantándola hasta deshacerse de ella.

-¿Es aquí donde te tocas cuando hablas conmigo?- preguntó.

-A veces también lo hago en el sofá, pero esta cama ha sido testigo de muchas de nuestras conversaciones.

-Pues hoy va a ser testigo de algo más- dijo empujándome sobre el colchón.

No dejamos de besarnos al mismo tiempo que terminamos de quitarnos la ropa como pudimos, Lucas se tumbó sobre mi cuerpo y su mano fue directa a mi entrepierna.

-Eres rápida- dijo sonriendo al comprobar que sus dedos se deslizaban con facilidad.

Lucas conseguía excitarme solo con tenerle cerca y aunque disfrutábamos mucho con ello, no nos entretuvimos demasiado esta vez con juegos preliminares, los dos estábamos demasiado impacientes, saqué un condón y le ayudé a ponérselo, colocó su polla en la entrada de mi vagina y la introdujo con movimientos suaves mientras yo me sujetaba a su espalda.

Mis manos se deslizaron hasta sus caderas presionándolas hacia mi cuerpo, Lucas sabía perfectamente cómo me gustaba hacerlo, necesitaba sentirlo dentro de mí, aceleró el ritmo y mis gemidos aumentaron al mismo tiempo que sus embestidas, cada vez más rápidas y profundas, hasta que los dos alcanzamos el orgasmo.

LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora