¿Qué les pasa?

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-...Y luego tuve que salir corriendo- solté una carcajada ante la anécdota que Adrien acababa de terminar- Ahora te toca a ti, ¿Qué me puedes decir de tu vida?- preguntó curioso a lo que yo sonreí de lado.

-A excepción de mis anécdotas graciosas- gracias torpeza- no soy una persona muy interesante- dije frunciendo mis labios- soy estudiante, mis padres tienen una panadería y yo...- mis palabras quedaron en el aire cuando Adrien me interrumpió.

-¿Cocinas bien?-espera ¿Qué?

-¡Claro que cocino bien!- solté indignada-Es parte de mi Naturaleza, los Dupain Cheng somos los mejores cocineros de todo París- alardeé.

-¡Vaya! Tu ego está por las nubes- rodó los ojos divertidos.

-Nah, las nubes apenas me llegan a los tobillos- sonreí de forma arrogante.

Ya es hora Marinette.

¿Hora? ¿De qué?

De que despiertes.

¡Espera, me siento muy bien aquí!

Lo siento.

Dolor.

Eso lo resumía todo. Todo mi cuerpo dolía y mi cabeza daba vueltas.

Me sentía cansada. La sensación era la misma cuando no dormía por días. Pero ahora mucho más intensa.

Poco a poco iba cediendo ante el cansancio. No escuchaba a nadie ni a nada.

Mis párpados se cerraban lentamente mientras luchaba internamente contra mi para no dormirme.

¿Quería regresar a casa? No lo sabía, me encontraba debatiendo entre quedarme aquí o regresar a casa. Quería ir con mis padres, con mis amigos. Pero también queria quedarme aquí con mis amigos. Ellos también estaban sufriendo y yo debía hacer algo.

Empecé a recordar la hermosa melodía que días antes había escuchado en aquella cabaña. Las suaves y delicadas notas parecían acunarme cuál madre a su hijo recién nacido. Dentro de poco me quedé dormida.

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-Marinette, despierta- escuché a la pequeña vocecita que por mucho tiempo me había salvado de llegar tarde a clases, y aveces, me había hecho llegar tarde a ellas.

-Buenos días para ti también Tikki- sonreí burlona.

-Buenos días Marinette- sonrió inocente- Es hora de ir a clases- dijo volviendo a tomar su actitud preocupada.

-Esta bien- me queje levantándome de la cama- ya vuelvo.

Tomé una toalla y me encaminé hacia el cuarto de baño. Estando ahí me desvestí, abrí la llave del agua y sentí como el agua tibia caía rápidamente por todo mi cuerpo. Tomé la barra de jabón y empecé a frotarlo contra mi cuerpo.

- Esto se siente bien- susurré. Poco a poco el jabón iba desapareciendo de mi cuerpo. Tomé la toalla y me cubrí el cuerpo con ella.

Salí del baño y me vestí. Bajé a desayunar y luego me fui a la escuela.

Al llegar me encontré con todos mis amigos, y para mi sorpresa, ellos se veían decaídos.

-Hola chicos- salude jovial-¿Qué sucede?

Todos empezaron a hacer caras raras e inventaron excusas para irse, dejándome sola.

-¿Que les estará pasando?

En Tus SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora