Capítulo 3

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BROOKE

La última vez que recuerdo haber dormido tan poco es en la época de los exámenes finales del año pasado. No es que sea una genio, pero tampoco se me da mal estudiar, así que me esfuerzo todo lo que puedo para sacar todas las asignaturas. Aún así, hay una asignatura que se me resiste. Las super entendibles y facilísimas matemáticas (nótese la ironía), por ello me quedaba horas y horas estudiando y haciendo ejercicios para aprobar con buena nota. Y para nada ayudaba la señora Pitterson con su voz horripilante a las 8:30 de la mañana. Pero volviendo al día de hoy, gracias a mis queridas amigas que se han quedado durmiendo en las dos camas más cómodas que había preparado para esta noche, a mi me había tocado la que se notaban los muelles en mi espalda, por lo que me fui a dormir al sofá de al lado de la ventana, y gracias a ello tengo dolor en el cuello, como si un elefante hubiera bailado en él durante toda la noche. Y me hubiera quedado ahí otro ratito más si no tuviera que prepararme.  Porque queridas y queridos, todo llega al final, y hoy, tras todas unas vacaciones sin haber hecho nada, tengo que volver a entrenar. Os mentiría si digo que no tengo miedo. No sabéis lo duro que puede ser mi entrenador. 

Tras haber pensado y reflexionado sobre todo lo que me depara este día decido levantarme sin hacer mucho ruido, ya que Hazel y Tessa siguen durmiendo, y meterme en la ducha para despejarme un poco y así quitarme los restos de maquillaje de ayer. Cuando termino, me preparo un café para despertarme del todo y vestirme, porque entreno a las 11:30, aunque pensándolo mejor, todavía son las 10 por lo que decido coger una olla y una cuchara y me encamino a mi cuarto con la intención de obtener una dulce venganza por lo de las camas, por lo que una vez que estoy dentro me sitúo a su lado y...

-¡BUENOS DÍAS MIS QUERIDÍSIMAS AMIGAS! ¡YA ES HORA DE LEVANTARSE! ¡VENGA ARRIBA!- les grito al oído mientras doy golpes a la olla. Cuando veo sus caras de miedo no puedo evitar reirme a carcajadas de ellas.

-¡TE MATO!- me chilla Tessa tirándose encima mía y pegándome con la almohada, a lo que Hazel se le une, pero más fuerte. El buen despertar no abunda entre nosotras.

-Vale vale.-digo mientras me rio- me rindo. Tregua por favor.-les pido. Ellas se miran y yo temo por lo que vayan a decir.

-Haznos el desayuno.-me ordenan. Y no me da tiempo a replicarles porque ya me están empujando fuera de mi propio cuarto para que se los haga. 

Tras haber desayunado (ellas, porque se han acabado TODO lo que había para desayunar que estuviera bueno, las odio por ello, mis queridas galletas...) les presto ropa y las acompaño a sus casas por que me pilla de camino hacia donde sería el lugar donde moriría hoy (las pistas de baloncesto).  

Lo bueno de volver a entrenar es ver a mis compañeras y contarnos todo lo que hemos hecho, pero no hay mucho tiempo para ello cuando vemos a nuestro entrenador aparecer y nos manda a hacer los ejercicios preparados para el entrenamiento de hoy.

13:00

No puedo respirar. No puedo andar. Que alguien llame a una ambulancia y que me lleve a mi casa. No hemos hecho ningún ejercicio con balón, solo correr y ejercicios físicos. ¿Me entendéis ahora? ¡Una hora y media nada más y nada menos haciendo todo el rato eso!

Así que debido a como estoy de cansada me coloco mis audífonos para escuchar Bruno Mars y vuelvo a mi casa lo más tranquilamente que puedo para descansar un poco. 

Tardo en llegar unos 20 minutos, y lo primero que hago al llegar es ducharme, y después como cualquier chica normal que ha invitado a sus amigas a dormir, recoger mi cuarto. Pero esto último se queda en un intento, porque me recuesto en mi cama y me quedo durmiendo al instante.

14:30

-No me lo puedo creer.- escucho la voz de mi hermana- levanta de una vez y vayamos a comer pizza fuera anda.-termina de decir.

Todo lo que he hecho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora