Parte Tres.

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Despierta....

Yoongi se removió incómodo soltando una pequeña y ronca queja. La calidez en su cuerpo le hacía sentirse sumamente cómodo y no tenía intención de despertarse.

Despierta...

Volvió a sonar esa dulce voz, haciendo eco en algún rincón su mente.

Una suave caricia a su inconsciencia que le hizo acurrucarse aún más en la comodidad de su cama.

Yoongi-chi...

Sonrió sin darse cuenta y una melosa satisfacción se expandió por cada rincón de su ser al reconocer aquella voz.

Su mente fue despertando poco a poco, siendo consciente de pronto de la mano que recorría lentamente su espalda, en un suave y relajante movimiento que iba y venía de la forma más cuidadosa por la línea de su columna.

— Jin...  — Murmuró roncamente sobre la almohada.

Sus cuerdas vocales provocando un sonido áspero y bajo. Demasiado grave al encontrarse recién despierto.

— Dime... — Susurró SeokJin en su oído.

El aire caliente golpeando en su oreja le hizo estremecerse y buscar con la mirada al chico. Parpadeando repetidas veces para enfocar su vista y apreciar los dulces y tiernos rasgos de Jin.

Pero tragó duro al poder ver su rostro claramente iluminado por la luz artificial de su habitación.

Permanecía frente a él, peligrosamente demasiado cerca, observándolo fijamente con sus grandes y profundos ojos, una tranquila sonrisa de labios carnosos decorando su inhumanamente perfecto rostro.

Y por primera vez en mucho tiempo sintió miedo.

Miedo y fascinación. Por él.

Lo que estaba viendo simplemente le hipnotizaba de la manera más aterradora que su cuerpo pudiera albergar. Y SeokJin sonrió cuando vio el abrumante reconocimiento grabado en cada uno de sus gestos.

Sabiendo claramente lo que el cerebro de Yoongi trataba inútilmente de procesar. Dando vueltas y vueltas, tratando de encontrar una explicación ante lo que sus propios ojos veían.

— Ha dormido demasiado, hyung. — Susurró en tono envolvente retirando delicadamente un mechón de su frente.

Atrayendo como imán la mirada de Min a sus labios. Estirados sutilmente en la más amable y la más peligrosa de las sonrisas.

Sus facciones claramente más estilizadas y simétricas de como Yoongi las recordaba. Sus mejillas habían perdido volumen pero aún lucían esponjosas y salpicadas de un ligero melocotón. Su piel pulcra y fina, brillando y contrastando con el oscuro de su mirar. Tan intenso que le hundió al trabar su mirada con él. Sus labios rosados y gruesos seduciendolo cruelmente en cada curva de su suave carne.

Lucía de no más de 17 años. Aún con algún tinte inocente en su rostro, un toque travieso y el aire juvenil. Sus negros cabellos alborotados perfectamente. Luciendo rebelde y coqueto.

Prohibido y tentador.

— Estabas muy cansado, ¿No es así, Yoongi?... — Murmuró de nuevo cerca de sus labios. — ¿Ya vio qué hora es?... — Su tono de voz era bajo, rozando sus sentidos de todas las maneras posibles, haciéndole sentir drogado.

Y sin despegar la vista de sus ojos le vio acercarse aún más, en un movimiento tan ligero y natural que se vio envuelto en algo que hizo a Jin mojar sus labios satisfecho.

Succubus (SuJin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora