—¡Amber! ¡Amber! ¡Ven acá inmediatamente!
Los gritos de su madre impidieron que Amber pudiera continuar con la lectura del libro que tenía en la mano. Suspirando, estiró sus agarrotados músculos que llevaban al menos una hora estancados en el sillón de cuero de la biblioteca, y con pereza, se levantó para descubrir el motivo de la euforia de su madre. Admitía que le causaba mucha curiosidad. No escuchaba a su madre tan feliz desde que Adriana les notificó, hace unos pocos días, que se encontraba esperando su primer hijo después de tres meses de matrimonio; y aunque su progenitora era de esas que solían alegrarse con facilidad, en los últimos días había estado de muy mal humor porque cada vez era más evidente que la hija que le quedaba se quedaría soltera.
Cuando Amber llegó al salón principal, su madre estaba admirando un hermoso ramo de rosas blancas y amarillas ubicado en la mesa de vidrio del centro de la estancia.
Curiosa, se acercó para observarlo mejor y delató su presencia a su progenitora, quién de inmediato traspasó su atención del ramo, a ella. Con una sonrisa radiante, le extendió el sobre que tenía entre sus manos. Considerando la curiosidad de su madre, a Amber le sorprendió que aún estuviera sellado.
Con recelo, Amber lo abrió, sacó la nota, y leyó en silencio.
“Querida Señorita Bramson, espero que las flores sean de su agrado. Yo hubiera preferido mandarle rosas rojas, pero mis tías aseguraron que no era correcto. Como lo que menos quiero es escandalizar a los padres de mi futura esposa, he optado por estos sencillos, pero adecuados colores, que en cierta forma, me recuerdan a su pasiva personalidad”
Randall Morrison.
Amber casi dejó caer la nota por la sorpresa. Esperaba que su rostro no fuera muy delator e hiciera a su madre elaborar más preguntas de las que seguro ya tenía en mente. Le costó bastante procesar cada una de las palabras de esa nota, pero sobre todo, tuvo que hacer mucho esfuerzo para que la oración intermedia fuera entendida por sus neuronas “como lo que menos quiero es escandalizar a los padres de mi futura esposa” Era oficial, el hombre eran un demente y la había elegido a ella como su víctima.
“¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío! Pensó mientras su cuerpo luchaba para no entrar en un estado de nerviosismo absoluto ¿Qué se hacía en esos casos? ¿Debería decirle a su madre? ¿Le creería? Quizás si le enseñaba la nota…
—¡Amber! —La señora Bramson la sacó de sus pensamientos— no sigas manteniendo el suspenso, niña. Dime ¿quién te ha mandado esas flores?
Amber no supo que responder y dudó si contarle todo, o confiar en que podía resolverlo por su cuenta sin meter a sus padres de por medio. Sin duda, decirle que un hombre le había propuesto matrimonio en el parque, y que ahora parecía dispuesto a acosarla (pues no tenía ni idea de como había conseguido su dirección) no era algo fácil de mencionar. Aunque puede estuviera exagerando y el hombre no era un demente, sino un poco…¿Impulsivo? Existía la posibilidad. Él había mencionado que necesitaba casarse, y por lo visto, necesitaba hacerlo con urgencia. Porque con una inglesa y no una Americana era un verdadero misterio, igual que el porque la había elegido precisamente a ella si no la conocía. El hecho era que quizás alarmaría a sus padres por nada. En caso de que siguiera insistiendo, hablaría con él, lo convencería de que no se casarían, y en medida extrema, pediría ayuda a su hermana. Por ahora, era mejor mantener a los Señores Bramson fuera del asunto.
—Eh…no lo sé, no está firmada. —mintió y ocultó con rapidez la tarjeta detrás de sí para que su madre no pudiera ver nada.
—¿Un admirador secreto? —la pregunta era más para ella que para Amber— ¡Que emocionante! Pero espero que se de a conocer pronto. No hay tiempo para misterios —La Señora Bramson le dirigió una mirada de advertencia a Amber— Espero que no vayas a hacer como Adriana y a aparecer de pronto de con un prometido y notificando que te casas en menos de un mes ¿Entiendes? No pienso tolerar eso de nuevo. Quiero organizar una boda espléndida para mi hija.
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Una pareja inapropiada (Amores Inesperados #2)
Tiểu thuyết Lịch sửCásese conmigo. Y es que Amber Bramson, antes de escuchar aquella propuesta, ya se visualizaba bordando y cuidando a los hijos de su hermana como toda solterona consagrada. No esperaba ni pedía nada más, es decir, su edad tampoco se lo permitía, ve...