Juego de niños.

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No debía. Sabía perfectamente que no debía enfadarse con sus padres por las decisiones que tomaban buscando lo mejor para él. ¡Pero diablos! eran decisiones sobre su vida y aunque Jon era un hijo obediente y un hombre racional que comprendía perfectamente a sus progenitores, cuando su padre le prohibió volver a ver a Damian sintió que algo se rompía dejando escapar una incipiente furia en su interior.

Y ahora estaba ahí de nueva cuenta peleando acaloradamente con sus padres, mostrando los dientes como si fuera una bestia salvaje y gritandoles a conciencia de que sus palabras les herían.

-¿CON QUÉ MALDITO DERECHO SE ATREVEN? NO PUEDEN ALEJARNOS ¡¡NO FUE SU CULPA!!

-¿Ah, no? ¿Entonces de quien fue culpa?- su madre rebatió frustrada por lo que escuchaba.

-Mía, si yo hubiera sido más rápido y fuerte nada de eso hubiera pasado.

-Él te metió en todo este lío hijo, abre los ojos te está utilizando- fue turno de Clark para hacer entrar en razón a su único y amado hijo.

Damian Wayne Al Ghul tenía muchas habilidades. Combate, sigilo, espionaje, rastreo y, por supuesto, seducción. Desde que ese chico había llegado a la vida de los Wayne los problemas no habían parado de llegar; el heredero del clan del demonio había llegado a sus vidas con la edad de quince años y el conquistar a todos con sus encantadores ojos y sonrisa de ángel había sido solo el preámbulo de un infierno en la Tierra.

-CÁLLATE, YA CÁLLATE!!- sus ojos inyectados en sangre ardían de coraje- NO VOY A PERMITIR QUE HABLES ASÍ DE DAMIAN!

La primera persona en caer ante las mentiras del demonio había sido Dick, el primer Robin quien le creyó tan ciegamente que casi le costó la vida por la osadía del más joven, después de él le siguieron sin objeción Jason al que se ganó a base de respeto con los puños y Alfred a quien le demostró ese lado educado que el mayordomo valoro ampliamente. Su padre, Bruce, y el entrometido de Tim fueron los más reacios de aceptarlo pero aun así lo hicieron con el pasar de los meses y la excelente actuación de Damian.

El último en caer ante sus pies fue Jonathan Samuel Kent su misión desde que salió de las frías montañas y se internó en las húmedas calles de Gótica. Jon era un chico sensible y amable, gustaba de las cosas simples como caminar por los campos o ir a pescar con su padre, sin embargo todo cambió cuando el Al Ghul empezó a dar indicios de tener interés por él y Jon no pudo más que extrañarse gratamente por el hecho. Después de eso los coqueteos de los que era blanco lo hicieron sentirse un tanto incomodo pero como el actor (Dami) era cuidadoso con la cantidad de encanto que desparramaba fue que Jonathan terminó por desear un poco más cada día a su nuevo amigo. Una vez Jon cumplió los dieciséis años, y ya para ese entonces Damian contaba los diecinueve, ambos acordaron establecer firmes una relación que el mundo desconocia. Un año más y su devoción lo orillaron a desenmascarar su romance donde la mayoría de personas lucían felices de verlos juntos.

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