Cruce de palabras

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Todo va bien. Todo es una carretera, recta y sin curvas. Todo es dulce. Todo te alegra los días y todo merece la pena. No hay dolor. No hay problema. Todo sigue su camino y fluye despacio hacia su final.

Todo es perfecto, hasta que de repente llega algo. El más mínimo detalle, insignificante y minúsculo. Solo parece una pequeña gota, pero quizá era la última gota que cabía en el vaso, vaso que ahora ha comenzado a desbordarse. Y en unos segundos todo ha cambiado y se ha dado la vuelta. Ya no sabes donde está el norte, y la brújula no ayuda y solo apunta al infierno. Ya no sabes por donde va el camino, y la nieve del bosque oculta las marcas que debes seguir. Y es entonces, cuando estás en el límite de la cordura y los sentimientos no se pueden callar más, sino que solo llenan tu mente hasta que no puedes más y estás a punto de perderte entre ellos; cuando una mano, firme y fría, de dedos largos y finos, vuelca el vaso. Tú le ves lentamente, y poco a poco te ahogas en él y en todo lo que va saliendo de él mientras bajas hasta el fondo de tu alma.

Resulta que nada estaba bien. Resulta que 'Highway to Hell' es más literal de lo que pensabas. Resulta que lo más dulce que hay es tu sangre. Resulta que los días, la gente, las ideas y los motivos dejaron hace mucho de tener sentido. Resulta que te duele hasta el aire de los pulmones. Resulta que los problemas se han convertido en parte de tu cuerpo. Resulta que hace mucho que el camino desapareció y las cosas no saben hacia donde deben fluir porque el final también se ha ido.

Pero tan solo es una rabieta. Estás muy mal, estás muriendo, por fuera y por dentro, pero es por un pequeño detalle del que has hecho un mundo. Quizá sea que ese mundo es tu mundo, y ahí eres tú el único que sabe lo que pasa. Quizá sea que nadie vio tu vaso lleno, y nadie pudo evitar que cayese. Quizá ellos también estén cayendo, y ahogándose bajo la cascada de la vida.

Pero todos tenemos rabietas y nadie razones de peso más allá del dramatismo. Todos nos preocupamos por otros tanto que ni intentamos ver aquello que hay detrás de nuestro ego. Y de tanto querernos entre nosotros, así va la humanidad.

Recuerdos de una mareaWhere stories live. Discover now