Puertas que se abren

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Hemos quedado Rosa y yo en que me llamaría pasados unos días. Hace cuatro semanas desde que ha venido a casa y no he tenido noticias de ella. Quién sabe qué estará haciendo. Si está visitando a mas personas como yo, pero, ¿Cómo soy yo realmente?

El sol de la mañana empieza a calentarme el pie que esta sobre la cama. No he pegado ojo pensando toda la noche. Pensando en que quizás no me ha llamado ni me va a llamar porque no hay nada en mí, pero ni siquiera yo se qué es lo que supuestamente tengo que tener. No lo se. ¿Me estaré volviendo loca? ¿Todo ha pasado por casualidad? Entonces el teléfono suena, es un numero que no conozco.

- ¿Diga? -Contesto con un poco de entusiasmo pensando en que quizás sea ella.

- ¿Has pensado mucho en estos dias querida? - ¡Sí! Por fin, es ella. Lo he deseado tanto. La agonía y las preocupaciones que tenía parecen esfumarse con el sonido de su voz. Una voz dulce, juvenil, que para nada pega con su edad.

- No sabes cuanto.

- ¿Estás preparada?

- ¿Para qué?

- ¿Estás preparada? -Vuelve a decir, creo que la voy conociendo y no me molesto en preguntar para qué, esta vez solo me limito a contestar.

- Sí.

- Bien, ¿te apetece quedar en el parque que hay a dos manzanas de tu casa?

- Si

- Pues cuando puedas ven, aqui te esperamos. -Y cuelga el telefono. ¿Quién está con ella? ¿Será alguien como yo?

No me hago mas preguntas y me levanto de prisa, como una loca que ha estado años encerrada en un manicomio y que después de tanto tiempo la dejan salir. No me molesto en si mi ropa va muy acorde o no, pero hago todo lo posible por que lo sea, lo mas mínimo.

- Que raro tu despierta tan temprano y mas en vacaciones definidas.

- Tengo que salir. -Mi madre se queda mirandome como si le hubiese hablado en otro idioma. - ¿Qué?

- Nada, solo que... Nada, no es nada.

- Luego nos vemos. -Cojo mi movil, mi mochila pequeña y salgo de casa. 

El sol me ciega unos minutos pero despues me acostumbro. ¿Cuántos días hacía desde la última vez que había salido? cinco, seis o incluso semanas. Me las he pasado buscando a saber qué cosas en el ordenador. Pensando en que quizás yo no sea especial, pero de seguro ella si lo es.

Sigo caminando y veo a varias parejas caminando, paseando con sus perros, comiendose un helado y hablando a saber de qué cosas. Estoy llegando al parque cuando oigo a unos niños jugar y, en el fondo, la veo sentada con alguien, con un chico. A unos pocos pasos ya estoy delante de ellos. Ella lleva un vestido rosa, de manga hueca y que le llega justo debajo de las rodillas y en las piernas unas medias color carne. Él puedo decir que es un chico un poco atractivo. Tiene el pelo rubio rizado y una piel clara y sus ojos son tan negros que no se distinge la pupila. Va vestido de forma básica, vaqueros y camiseta negra. Miro a Rosa y la veo que me esta mirando, esperando a que lo mire todo.

- Él es Farid. -Dice Rosa. Le dedico una sonrisa y dudo en estrecharle la mano y finalmente lo hago. Él se queda mirandola pero no la coje, solo me sonrie y dice estar encantado de conocerme. Me siento al lado de Rosa.

- ¿Por qué has tardado tiempo en llamarme? Me he vuelto loca.

- Estaba esperando a que estuvieras preparada, dejarte tiempo en pensar, en buscar y en encontrar respuestas.

- Sigo pensando que todo esto es un sueño. -De repente comienza a reirse y me da un pellizcon en el dorso de la mano.

- ¡Ay! -Me quejo

- Hay muchas cosas que debes saber. Primero quiero que sepas que Farid siempre está conmigo. Cuando he ido a tu casa le he pedido que esperase fuera ya que lo mas probable era que todo te pareciera de broma, de chiste o hasta de locos.

- Rosa, mira, no se muy bien que hago aqui ni como hemos llegado a esta situación.

- ¿No te ha pasado que pides algo con todas tus fuerzas que pasa? ¿Qué alguien puede estar vigilandote a tus espaldas? ¿No has pensado que no estás sola?

- Si. -Digo en un tono apagado, nada de lo que me ha dicho es mentira, pero yo no tuve oportunidad la otra vez de contarselo.

- Pues aunque eso pase, la mayoria de las personas no notan nada. Ni siquiera la presencia de que pueda estar alguien. -Entonces, se levanta. Farid hace lo mismo y se queda detrás de ella.

- ¿A dónde vamos?

- ¿Quieres saber mas? Entonces sigueme. -Comienza a andar con Farid al lado, sin decirse nada y sin darse la vuelta ninguno de los dos.

Me levanto y voy tras ella. Caminamos varias calles alejandonos del pueblo cada vez mas. Ya las casas han quedado atrás y nos metemos en el jardín botánico abandonado. Se vuelven y me miran a los ojos, penetrantes.

- Cierra los ojos vamos, tienes que ver algo.

- Si cierro los ojos no veré nada.

- Hazlo. -Y me dedica una sonrisa que parece que la he visto toda mi vida y me siento relajada, mis musculos se relajan y siento la necesidad de cerrar los ojos, y así lo hago.

Noto como se pone detás de mi y siento su mano sobre mis hombros. Estoy como en trance. No oigo nada, no veo nada y no siento nada salvo el peso de sus manos sobre mis hombros, pero no me molesta. Comienza a bajar sus manos sobre mis brazos hasta que llega a mis dedos y le dá una sacudida. Parece que me he movido, pero sigo estando quieta. Siento otro aire diferente. Un olor a jazmín que antes no había me quema un poco la nariz de lo abundante que es. En mi mente vienen imagenes de un largo prado lleno de jazmines, blancos, con los estambres amarillentos en el centro de la flor. No pienso en nada, solo mi pelo se mueve por el viento del pelo y es ahí cuando recuerdo que cuando cerré los ojos no había viento, ni siquiera una pequeña brisa, ya que estabamos a cubierto. Abro los ojos lentamente y veo que lo que veía en mi mente es real. A mis pies veo jazmines. Muchos. Millones. Me agacho y huelo mas de cerca uno y siento ese quemor otra vez mas. Me doy la vuelta para mirar a Rosa y decirle que no entiendo nada, que qué me está haciendo, pero no encuentro a nadie. Estoy sola.

Me quedo como estoy. Veo un árbol a lo lejos y decido ir. Mientras camino miro en varias direcciones por si los veo pero no hay nada de nada. Cuando estoy cerca del árbol veo que no hay nada raro. Me siento en el suelo y dejo mi espalda en él. Sigo pensando en como salir de aquí. No hay nadie ni nada, solo jazmines. ¿Qué demonios es esto? A mis pies veo que se ha acercado un pájaro. Es muy pequeño y parece que todavia no sabe volar. No hago ningun movimiento para que no se asuste pero el sigue caminando hacia a mi. Sigue hasta la derecha y comienza a caminar mas de prisa. Me levanto y miro hacia arriba y veo su nido. Lo dejaré ahí. Cuando me agacho a cogerlo veo que sigue caminando. Camina tanto hasta dar una vuelta completa al árbol y cuando por fin lo cojo y me levanto veo que el paisaje ha cambiado. Estoy en otro sitio.

- Querida, no esperaba menos de ti. -Me dice Rosa desde la puerta de una casa preciosa, de cuatro plantas, es enorme. Hay varias personas asomadas en la ventana, pero como es lógico no veo ninguna cara que me sea familiar, salvo la de Farid, que está sonriendo al lado de Rosa.


¿Crees en las brujas?Where stories live. Discover now