Minwoo sintió un empujón en el metro. Aquel chico se había chocado con él al intentar entrar en el lugar.
—Disculpa, espero no haberte hecho daño— murmuró el más alto, sentía que esa voz se le hacia familiar. Muy familiar.
—Disculpa... ¿Nos conocemos?— respondió Minwoo, sintiendo una pizca de brillo en los ojos del más alto, quien parecía tener interés en él.
—Puede ser. Si no es así, presentémonos. Kim Donghyun, un gusto— dijo con una gran sonrisa, extendiendo su mano libre a la de Minwoo para estrecharla.
—No Minwoo, un placer.
Desde entonces, Minwoo y Donghyun son bastante cercanos y quién pensaría que eso lo haría un vagón del metro. Había pasado un mes desde que nuestro dios debía dejar a Minwoo vivir, sin observarle. Pero era incapaz, quería verlo.
—Donghyun, yo... Te amo— murmuró Minwoo al más alto con una sonrisa antes de sentir una presión contra sus labios. Podía decirse que su trabajo estaba perfectamente bien hecho, una gran calificación de la que nunca se había percatado.
—Yo también te amo Min.
—Yo te amo más, lo haré por siempre— murmuró nuestro enamorado dios, quien no podía dejar de observarle con miedo a que Donghyun lastimase al más pequeño pero finalmente decidió abandonarlos, dejarlos para siempre vivir. Dejar que esa pareja tuviese que vivir lo que debía.
———— 220 palabras ————
Fin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
