Capítulo 8: Mi historia es un secreto

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-¿... Mamá? – Camino hacia el salón, los primeros rayos de sol de la mañana inundan la sala de estar y acarician mi piel suavemente, trayendo consigo una agradable sensación de calidez.

- Hola, cielo. – Mi madre lleva un precioso vestido de lino blanco. La miro, sorprendido. – ¡Qué grande estás! ¡Y qué guapo!

No respondo a sus cumplidos. Dirijo la mirada a mi padre, que lee el periódico desde la butaca, con un traje gris claro y una camisa blanca. Levanta por un momento la vista del papel y me escanea con la mirada para, a continuación, sonreír con suavidad y asentir con la cabeza.

- Es todo un hombre. – Comenta, pasando la página. – Claro, es hijo mío.

- ¿Qué estáis haciendo aquí...? – Por fin puedo abrir la boca. Noto un nudo en la garganta y unas espantosas ganas de llorar.

- Teníamos que comprobar que estabas bien pero... - Mi madre mira a su alrededor. – No parece que te vaya nada mal. ¿Te ha tocado la lotería, jovencito?

- Más o menos... - Sonrío y tomo su mano con suavidad. El tacto de las manos de mi madre... Lo extrañaba tanto que noto a mi corazón alegrarse hasta morir al reconocerlo.

- ¿Gongchan? – Reconozco la voz de Jinyoung a mi espalda. Se acerca a mí con unos vaqueros azul claro y una camisa blanca de lino. Le sonrío con dulzura y me sonrojo cuando, al llegar a mi lado, deposita un beso suave en mi mejilla. Mi padre cierra el periódico y nos mira con la ceja enarcada.

- ¡Huy! ¿Y este chico tan guapo quién es? – Mi madre le sonríe con dulzura y yo bajo la mirada sin borrar mi sonrisa.

- Encantado, señora Shik. – Jinyoung hace una leve reverencia y toma mi mano, entrelazando nuestros dedos. – Soy la pareja de su hijo, prometo cuidar muy bien de él en el futuro.

- Un momento... - La grave voz de mi padre se hace lugar en la conversación. – ¿Cómo te llamas, jovencito?

- Jung Jinyoung, señor. – En seguida, la expresión de mi padre y de mi madre se oscurece. Las sonrisas desaparecen y los rayos de sol con ellas, dejándome a mí con frío y en la penumbra.

- ¿Jung Jinyoung? – Repitió mi madre, pronunciando cuidadosamente todas y cada una de las sílabas.

- Así es, Madame. – Jinyoung ahora está serio y les mira, inexpresivo.

- ¿Qué ocurre? – Pregunto yo, apretando con fuerza su mano.

- Nada... - Responde mi padre, tomando de los hombros a mi madre y acercándola a él de forma protectora. – No ocurre nada.

- Cariño... - Mi madre toma la mano de mi padre, también con fuerza. Los observo, parecen... ¿Asustados? – Creo que es hora de que nos vayamos...

- ¿Ya? ¿Tan pronto? – Suelto la mano de Jinyoung y me acerco a ellos a zancadas. – No os vayáis... Quedaos conmigo un poco más... Por favor...

- Cielo... - Mi madre me acaricia la mejilla y sonríe con suavidad, con todo ese cariño que solamente la sonrisa de una madre puede transmitir. – Cuídate mucho, come bien y, sobre todo, resiste. Eres fuerte, eres de nuestra familia, y llegarás lejos... No te preocupes de forma innecesaria por cosas banales, sé feliz y disfruta de la vida, que es más corta de lo que parece.

- Mamá... - Trago saliva y mi rostro enseguida se humedece por las lágrimas.

- No llores, hijo. – Mi padre pone una de sus grandes manos sobre mi hombro y me sonríe. – Eres un Shik, los Shik no lloramos. Demuéstrame lo que vales, ¿vale?

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2018 ⏰

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