Capitulo 2.

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Jazzy aceleró y quise dar un grito, pero el sonido no salió de mi garganta. Conducía bruscamente, intentando adelantar a todos los coches que se interponían en su camino; y lo que más me asustaba era que lo hacía llena de rabia, se notaba en la manera tan peculiar que tenía de tensar la mandíbula cuando la enfadaban.

Hizo la primera curva adelantando a su vez al moreno, quien nos empujó fuera de la carretera haciéndonos girar. Su acompañante sacó la mano por la ventanilla y nos hizo un gesto bastante obsceno. El coche frenó. Estábamos en sentido contrario a la pista y la velocidad de los coches que pasaban no permitían a Jazzy tener el control completo de la situación para poder volver a la carrera.

-Mierda.-gritó mi amiga, dando un golpe tras otro al volante.-Ahora sí. Em, agárrate.

Instintivamente, la hice caso y aferré mi mano al asa interior del coche con tanta fuerza que parecía que iba a romperlo de un momento a otro y que se me saldrían los huesos.

Volvió a arrancar y, en una fracción de segundo, nos encontramos en la direccion correcta y a más de 150 KM/h. Cerré los ojos hasta que sentí cómo realizaba la siguiente curva.

Entonces reconocí el Porche azul que conducía Zayn, y el Lamborghini de Harry. Se empujaban, peleándose por lo que supuse que sería la primera posición y, en un simple pero eficaz movimiento, Harry dejó a Zayn fuera de la pista. Jazzy respiró y soltó un poco el acelerador. Cuando pasamos por su lado, su acompañante estaba fuera, limpiándose el polvo de sus esqueléticas piernas. Él no paraba de dar patadas a las ruedas delanteras de su deportivo. Podía parecer un tipo duro y asustar a todo el mundo, pero lo cierto es que en mí no causaba ese efecto. Y sí, intimidaba, pero no hasta el extremo de querer huir de él.

No terminamos la carrera en una de las primeras posiciones, pero el hecho de haberla terminado vivas era prioritario. Jazzy salió enseguida, se apoyó en la puerta del coche y sacó un paquete de tabaco del bolsillo de su chaqueta. En cambio, yo preferí quedarme dentro y recuperar algo de aliento.

-Pensé que lo habías dejado.-Escuché. Se dirigían a mi amiga.

-Pues ya ves que pensaste mal.

-Te advertí.

-Mira princesita.-Soltó en una carcajada, a la vez que se levantaba del coche para acercarse a la persona con la que estaba hablando. Entonces me curvé hacia delante. Era una chica rubia, de ojos claros. Vestía con minifalda, tacones de metro y medio y un top que le tapaba solamente el pecho. Vi como Jaz le echaba el humo en la cara.- ¿Ves cómo se desvanece este humo? Así desaparecieron tus advertencias.

-¿Te crees muy fuerte?

-Fuerte es la hostia que te voy a meter como no te vayas.-le advirtió.

La chica se dio la vuelta, mascullando algún insulto que no logré escuchar. Después me apeé y me apresuré a colocarme al lado de Jaz.

-¿Quién era?

-No te separes de mí, Emily.

-Puedes contestarme, también cabe esa posibilidad.

-Mira, a lo mejor esto para ti es una estúpida carrera, pero no lo es. Las cosas aquí son mucho más serias que en las estúpidas películas que nos tragamos los sabados por la noche. Mañana será un día normal para ti, pero yo tendré que volver. Asique podrías dejar tus estúpidas preguntas para luego y hacerme un poquito de caso.

Me quedé callada y asentí. Seguía asustada, y el discursito no había ayudado en absoluto a que mis nervios se calmaran.

Caminamos hasta llegar al pequeño aparcamiento. Aún no eran las doce de la noche y aquello estaba lleno de borrachos. Me aferré, por segunda vez en dos horas al brazo de Jazzy.

-¡Styles!-Gritó y nos acercamos al chico de rizos.

-Joder, Pearson. ¿Por qué rebajaste la velocidad? Tenías la segunda posición.

-¿Dónde dejaste a Tamara?

-No lo sé, iba a correr conmigo, y se echó para atrás.

Mi amiga maldijo en bajo y después se zafó de mí. Suspiré y la seguí. No quería perderla de vista, por lo que intentaba caminar lo más rápido posible.

Paré, ya cansada de ir de un lado a otro. Estaba perdida y si seguía andando lo único que lograría sería perderme aún más. Saqué el móvil, dispuesta a llamar a Tamara, pero saltó el buzón de voz al igual que las otras ocho sigientes veces.
Alguien tiró de mi camiseta y antes de que pudiese gritar me tapó la boca. Sentí el frío de la pared en mi espalda y me decidí a abrir los ojos, aunque no recordaba en que momento los había cerrado.

Era él. Intenté mantener la calma, y demostrarle que no le tenía miedo.
Pero parecía que mis nervios no opinaban igual. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. No le conocía, intimidaba y me tenía acorralada contra una pared en un callejón. Y para rematar la situacion, era muy guapo.

Volví a coger aire y Zayn, poco a poco, retiró la mano que presionaba mi boca, colocando así los dos brazos al lado de mi cabeza. Hasta que no separó su cuerpo del mío, no advertí que había estado completamente pegado a mí.

-Déjame.-le exigí e intenté pasar por debajo de uno de sus brazos, pero se adelantó a mis movimientos y volvió a pegarme a la pared.- Suéltame o gritaré.

-No vas a hacerlo.

-Oh, claro que voy a hacerlo...

-Entonces tendré que callarte yo cuando lo hagas.

-¿Cómo?

-Podría besarte.

-Imbécil.-me dispuse a gritar, pero me interrumpió.

-Sí, eso, pide mi beso a gritos.

-No quiero uno de tus asquerosos besos.-Le espeté. En este momento me daba asco y era algo que no quería ocultar. Deseaba que me soltara y no iba a hacerlo, pues yo no pensaba quedarme callada.

-Yo diría que sí.

Sonrió y comenzó a aproximarse. Me quedé sin habla, y se agitó mi respiración, tanto que podía oirla incluso con el ruido de los motores de fondo. Me sorprendí a mí misma mirándole los labios y por un instante hasta me pregunté cuál sería el tacto y el sabor de estos. Él esbozó una sonrisa arrogante, y como si hubiese adivinado lo que estaba pensando. Se separó de mí.

-Estaba en lo cierto.

-No te hubiera besado.-Rió, aún sin separarse del todo.-¿De qué te ries?

-De tu seguridad. Te crees muy segura, muy valiente, pero por dentro estás temblando.

Irónicamente, solté otra carcajada. No esperé a que preguntara, porque sabía que no lo haría.

-Pues yo me río de ti, de tu actitud. Te crees muy fuerte, pero por dentro eres una mierda. Ahora, suéltame.

Y, por fin, me hizo caso.

Volví sobre mis pasos, arrepintiéndome en cada movimiento de mis palabras. No me arrepentía de haberlo dicho, sino de las posibles consecuencias que acarrearía el haberme enfrentado así a Zayn.

No pensaba volver aquí. No podía volver aquí, pero primeramente, tenía que averiguar cómo salir.

Harry paró con su coche frente a mí. Bajó la ventanilla que daba a mi lado y tiró una colilla por la otra. Después volvió a dirigirse a mí.

-Te llevo a tu casa, órdenes de Jazzy. Tamara está con ella.

Illegal.|Zayn Malik| Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora