Identidad

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Era Domingo por la mañana, y Temo se encontraba recostado en el sofá, mientras su Papancho les preparaba el desayuno, ya que desde el incidente, no lo deja ni acercarse a la estufa. Por otra parte, las Calcomanías se encontraban haciendo su tarea, y por lo general Temo les ayudaba, sin embargo, Lupita le dijo que descansara, que ella podía ayudar a Julio, pues sabía que lo último que Temo necesitaba el día de hoy era más estrés.

— Temístocles, ve poniendo la mesa, que ya van a estar los Hot Cakes.

— Si, pa.

Temo se levanto del sofá, le dio un beso en la mejilla a su hermano, y comenzó a poner la mesa, cuando terminó, se sentó a lado de Julio, quien estaba teniendo problemas con su tarea de matemáticas, y Lupita estaba desesperada porque no estaba segura de que cómo hacerle para que su mellizo entendiera.

— Mira Julio, lo que estás haciendo mal, es que no estás usando la fórmula correcta, debes de multiplicar el radio por si mismo y luego por pi, no al revés — dijo Temo con una sonrisa en su rostro, mientras ayudaba a su hermano a corregir su tarea, volteó a ver su hermana, quien sonrió al ver que Julio al fin decidió prestarle atención a alguien, ese niño podía ser muy orgullo y necio en ocasiones.

— Gracias Temo, me gusta cuando me ayudas.

— No te preocupes Julio, siempre te voy a apoyar en lo que necesites — y Julio abrazo a Temo con una sonrisa, no es que no supiera matemáticas, pero quería que su hermano le prestara más atención, ya que últimamente pasaba mucho tiempo con Lupita y Aris, no quería perder a su hermano mayor.

Desde el otro lado de la habitación, Pancho observaba la escena con una sonrisa en su rostro. Después de todo, no había nada que le hiciera más feliz que ver a sus hijos felices, ellos eran la adoración de sus ojos, su razón de vivir, lo que le permite sonreír al despertar todas las mañanas, incluso en sus días malos. Desde que Rebeca se fue, las cosas no han sido lo mismo para él, pero sus hijos hacían que todo valiera la pena, no podía estar más orgulloso de ellos.

Pancho estaba apunto de decirles a sus hijos lo mucho que los amaba, cuando de repente, alguien tocó la puerta, y Temo inmediatamente corrió a abrirla, seguramente era uno de los Córcega, ya que fuera de ellos, no tenían más amistades en Oaxaca.

— Hola Temo — Pancho escuchó decir a una voz, una voz que después de ocho meses ya conocía bien, después de todo, ese chico seguía a Temo a todos lados —, que bueno que te encontré, justo venía a buscarte a ti. —

— ¿A si? — preguntó Temo, Pancho pudo notar un ligero cambio en su voz, era casi como si quisiera coquetear, pero seguramente solo era la imaginación de Pancho, después de todo, a Temo le gustaban las mujeres, aunque no tendría nada malo que le gustaran los muchachos —, ¿a qué se debe el gustó? —

— Es que, escribí una nueva canción, y quería que me dijeras que opinabas.

— Claro, claro, yo encantado, ¿nos vemos al rato en...

— ...la azotea, cuando acabes de desayunar.

— Ay Aris, ya hasta me lees la mente — río Temo, mientras veía al chico con ojos de amor. Mientras tanto, Lupita quería matar a su hermano, era terrible ligando, a ese paso le tomaría cinco años más conquistar a Aristóteles —. ¿No quieres... —

— ...pasar a desayunar? No, gracias. Ya desayune, te mando mensaje al rato, ¿va?

— Va

— Nos vemos al rato Temo — respondió el joven Córcega, quien se acercó a darle un abrazo a Temo para despedirse. Sin embargo, de nuevo pasó esa cosa rara, su corazón palpitaba más rápido de lo usual, pero Aris no entendía el porqué, nunca le había pasado eso con ninguno de sus otros amigos.

Only You | AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora