Capítulo 5: "No necesito ayuda"

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Narrador:

Annie caminó hacia donde escuchó el llamado. Al llegar encontró a Ángela con la cabeza entre las manos, sentada en una de las sillas de el "escritorio" donde ambas se reunían.

Su lugar de encuentro , por así llamarlo, era una habitación algo grande, con papel tapiz amarillo, rasgado y viejo. En el centro una mesa larga de metal, con algunas sillas del mismo material.

La chica de cabello rosa se sentó frente a la pelirroja.

-Escuché que me llamabas- dijo apoyando los codos en la mesa. Ángela asintió, aún sin mirarla a los ojos- ¿Qué necesitabas?

-No necesito nada- dijo en un tono tranquilo, hasta con un aire dulce, Annie era su única amiga y no podía darse el lujo de tratarla mal.

-¿Querías hablar de algo?- volvió a asentir- Dime...

-No podemos seguir permitiendo que esos- refiriéndose a los humanos- sigan entrando aquí así como así, es peligroso.

-No podemos evitarlo, ni siquiera nos enteramos de que pasa afuera...

-Pero tenemos que hacer algo- golpeó levemente la mesa con una mano, aún sin levantar la mirada.

-En eso estamos de acuerdo, pero piensa, no somos solo tú y yo las que estamos en este mundo, hay más personas y no podemos mudarlas de sitio porque si.

Ángela se llevó la mano con la que había golpeado la mesa al cabello, en muestra de desesperación. Annie pudo notar la marca de sangre fresca en la mesa, una mano ensangrentada. Rápidamente buscó la mirada de Ángela.

-¿Ángela?- la recién nombrada negó- Un ataque ¿Verdad?- no obtuvo respuesta.

-No es nada- respondió después de varios minutos de silencio, parecía como si secara sus lágrimas. Levantó la vista.

-Claro que si es algo, ¡Mírate la cara! Estás manchada en sangre.

-En serio, no es nada.

-A mi no me engañas, así quieras, no puedes hacerlo- tendió su brazo- Esto va a pasar... Los de especie humana no sabrán de nosotros, nunca- Ángela aceptó el gesto y le dió la mano.

-¿Cómo puedes ser tan... tolerante con ellos?- dijo mientras que las manchas de sangre eran suplantadas por lágrimas reales, tan saladas y, decepcionantemente, humanas.

-Porque vengo de ellos. Es cierto, por su culpa estamos escondidas, pero no quiero vivir con rencor. Ya suficiente maldad y odio hay aquí.

-Sigo sin entender, te creo todo eso pero... les tengo asco, no tienen sentimientos.

-Si tienen- rió un poco- Pero muy en el fondo, igual que se que los tienes tú.

-Yo si tengo sentimientos.

-¿Te has dado cuenta de como los trataste?- dijo Annie refiriéndose a Ana y María. Ángela abrió la boca para aportar algo, pero la cerró de golpe- Mejor así,  piensa antes de hablar cualquier cosa. Busca ayuda, no te guardes todo- Annie apretó un poco su mano y sonrió, acto seguido se levantó y salió de la habitación.

Ángela sólo se quedó mirando la puerta por donde desapareció su amiga. ¿Buscar ayuda? eso era ridículo, no necesitaba ayuda, estaba bien y ella lo sabía. Limpió las últimas lágrimas que terminabas de caer por sus mejillas y se levantó dando un gruñido.

-No necesito ayuda- se dijo a si misma casi en un susurro.

"Aula 19"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora