Capítulo 3: Sin salida

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Narrador:

No podían creer que estaban frente al aula 19, habían llegado sin ninguna dificultad, aunque era extraño que no hayan visto vigilantes o al menos perros que cuiden la entrada a la escuela. Pero lo importante es que habían llegado a su destino.

María miró a Ana susurrándole un "¿Estás lista?" y ésta suspiró y asintió lentamente. Dió unos pequeños pasos y posó su mano en la vieja perilla oxidada, tragó en seco y abrió la puerta. Caminaron dentro, ya no tenían miedo, lo único que tenían era salir decepcionadas al entrar y no conseguir nada.

Por cada paso que daban el aire se hacía más y más espeso. Miraron a su alrededor, estaba todo polvoriento, no habían ventanas o estaban selladas.

Habían pupitres rotos dispersos por todo el suelo, cajas con telarañas, gabinetes destrozados, vidrios rotos, y lo más extraño, sangre, pero no una mancha, todo estaba lleno de sangre, habían huellas de manos con sangre por las paredes, piso, incluso en el techo.

Esto llamó la atención de las dos amigas "¿Porqué habrían huellas de manos en el techo?" simplemente no tenía sentido.

-Mari, esto es perturbador- le dice Ana posando su mano en el hombro de María.

-Lo sé, pero, ¿Te quieres ir?

-No, me gustaría seguir averiguando- dice soltando una risita- Pero algo me dice que no debemos quedarnos mucho tiempo.

-¿Por qu...?

María fue interrumpida por un sonido estruendoso, la pesada puerta de metal estaba cerrada. Las dos se giraron mientras apuntaban con la linterna hacia la puerta.

-¿Pero qué...?- dijo Ana asustada.

-Ana, la puerta...

-¡Si, ya sé, está cerrada!- le interrumpe alzando la voz.

-N-no, es que... la puerta no tiene perilla- dice con los ojos muy abiertos y Ana abre la boca.

-¡Maldición!- grita y empieza a golpear la puerta.

-Ana, a esta hora es muy poco probable que haya alguien rondando por este piso.

-Empeoras las cosas ¿Sabes?- dice Ana calmándose un poco- ¿Ahora cómo saldremos de aquí?

-Hay que buscar una salida o esperar a que amanezca.

-Oye, ¿Por qué decía en la hoja esa que había que venir a las 2:30?

-No lo sé pero son las 2:25 exactamente- le comenta María alumbrando su reloj.

-Entonces, ¿Hay que esperar?

-O podemos ir en busca de otra salida.

-Uhm, okay.

Ana y María buscaron por todas partes, levantaron cosas, movieron pupitres y al final... nada. Ya cansadas decidieron darse por vencidas y se sentaron en el suelo. Ana buscó en su bolso y sacó una botella de agua, hacía mucho calor ahí dentro, María la siguió e hizo lo mismo.

-No debimos entrar aquí, no valió la pena- dijo María bebiendo de su botella.

-Te lo dije, solo es un salón viejo y... ensangrentado. Probablemente torturaban personas aquí- María la miró.

-No digas eso- dijo con cara de asco.

-O tal vez era un salón de biología.

-Oye, ¿Recuerdas a Danny?

-¿D-danny? ¿El de 4to?- le dice Ana

-Si, dicen que vino aquí y no lo volvieron a ver- dice María y Ana la mira.

-¿En serio?¿Y si...- Ana traga seco- esta es su sangre?

-A-ana no digas eso, por favor.

-Pero podría serlo.

-Me estás asustando- dice y al final Ana ríe.

-Ya, cálmate, puede que si haya venido pero se haya ido del colegio porque, no sé, se asustó.

-Eso es ridículo.

-En realidad no...

Entre las dos hubo un largo silencio incómodo y de repente se escuchó un ligero ruido, Ana observó a su alrededor buscando el lugar de donde provenía aquel extraño y temeroso sonido, mientras que María seguía estática en su lugar.

-Ana...- susurró María con voz temblorosa.

-Shh...Ana encendió su linterna y se levantó del suelo, alumbrando a cualquier punto de la habitación y caminando, alejándose de María.

Giraba hacia todas las partes posibles, y lo que encontraba eran las raras manchas de sangre y el polvo formando una especie de niebla.

De pronto una sombra apareció detrás de las chicas, sigilosamente, ninguna se percató de su presencia. Podía detallarse que aquella "sombra" tenía cabello largo y era obviamente más alta que Ana y María.

Se escuchó un grito ahogado, una especie de chillido.Ana rápidamente miró hacia atrás, reconociendo al instante el grito de María, la cual ya no estaba, al igual que la sombra. Solo la linterna encendida en el suelo.

-¿M-mari?- dijo nerviosa con el corazón acelerado.El estruendo que hubo a continuación hizo que Ana se sintiera indefensa, la situación se había escapado de sus manos.-¿Quién anda allí?- preguntó con voz normal- ¿Quién anda allí?- levantó notablemente la voz.

Escuchó pasos detrás de ella, las manos le temblaban, esperaba salir de aquella pesadilla. Pudo notar como aquellos pasos tomaban forma al girarse hacia donde venía el sonido. Una figura rústica, masculina, que poco a poco tomaba colores.Un chico de unos dieciocho años (o menos), con un aspecto demacrado, un extraño e inconfundible cabello azul, unos ojos verdes un poco hinchados y rojizos, debajo del labio inferior una marca, como un rasguño profundo.

Estaba sucio y desaliñado, pero Ana lo reconoció al instante.

-¿D-danny?- preguntó con los ojos muy abiertos, él no respondió -¿Eres tu?- de nuevo sin respuesta.

El chico se fue acercando a ella con un semblante duro e insensible, con los ojos brillosos, y rabia... mucha.

-Lo siento- le dijo el peli-azul una vez estuvo frente a ella.

Repentinamente la tomó por el cabello recostando la cabeza de Ana en su hombro, cubriéndole la boca con un pañuelo gris.La vista de Ana comenzó a nublarse... Sólo escuchaba los repetitivos "Lo siento" de Danny.

Y de pronto, bajo los efectos del cloroformo en el pañuelo, todo se volvió negro._______________________________________________________________

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Ropa de Danny y Sophie

"Aula 19"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora