Capítulo 6: Miembros del comando #12

78 3 0
                                    

Narrador:

Annie entra de nuevo a la habitación donde están Ana y María.

-Oiganme- Les dice la vampiresa llamando su atención.- Las sacaré de aquí junto con Danny y Sophie.

-Pero, ¿No que no sabías como salir?- le pregunta Ana.

-Del Inframundo no, tonta, me refiero a sacarlos del área de comando- señala a su alrededor- aquí es donde están los prisioneros y nos reunimos para coordinar que pasará con la población.

-¿Ya no estaremos encerradas?- pregunta María.

-No, saldrán de la celda.

-Pero Ángela dijo...

-Lo que Ángela haya dicho o no, no interesa ahora, yo tambipen mando aquí- tomó las mochilas de las chicas- están perdiendo el tiempo...- salió de la habitación.

Ana y María se miraron un rato.

-Tengo miedo de salir- susurró Ana.

-Yo también, esto es horrible por dentro, por fuera debe ser peor.

Las dos se levantaron del piso y siguieron el camino por donde Annie había salido.

Al salir de aquella habitación se encontraron con un largo pasillo, paredes café, raramente bien pintadas, al final del pasillo una puerta de madera.

-No me gustan las puertas que están al final de los pasillos- dijo María temerosa, Ana le hizo una seña de silencio, se escuchaban voces.

Junto a la puerta se podía distinguir una inconfundible cabellera rosa, quien hablaba con otra persona, un hombre.

Annie se encontraba dándole órdenes al "Jefe de Comando". Como toda organización o comunidad se debe tener una Fuerza Armada para proteger el Territorio. Pues en Inframundo se le llama Brigada de Control, la Brigada se divide en Comandos, cada Comando con su Jefe.

El Jefe del Comando #12 se llama Bruno, un chico alto, de cabello castaño con rizos, ojos grises y de piel muy blanca, con apariencia de 19 años.

-Bruno, si te pido un favor... ¿Lo harías?- preguntó Annie en un susurro.

-Sabes que estoy a sus órdenes- dijo con una sonrisa, Annie se sonrojó, pero Bruno no lo notó- Dime...

-Tenemos unas chicas, llegaron ayer, pero quiero sacarlas lo más antes posible de su celda, y para que Ángela no diga nada deduje que la manera más sencilla de ayudarlas es trabajando en la Brigada.

-Claro, no hay problema, ¿Donde están?- Annie miró a todos lados, hasta que se encontró con un par de miradas café.

-Vengan chicas, les presento a Bruno.

Ana y María se miraron, la primera se encogió de hombros y empezó a camianr hacia Bruno y Annie, seguida de María.

-Hola- saludó Ana.

-Hola- le respondió Bruno con firmeza, dirigió su mirada a María- ¿Y tú? ¿Te han comido la lengua los ratones?- dijo dulcemente, causando al risa de Annie, María levantó la mirada.

-Hola- susurró.

-Así mejor, ¿Sus nombres?- miró a Ana.

-Yo soy Ana, ella es María.

-Mucho gusto, soy Bruno, por lo visto trabajaremos juntos- miró a Annie.

-Así es- afirmó ella.- ¿Cuando pueden empezar?

-Podemos mudarlas al área de Brigada hoy, para que se instalen en sus habitaciones y eso.

-Muy bien, entonces...- entregó las mochilas a las chicas- Vayan con Bruno- ellas asintieron y salieron de allí, Annie volteó queriendo caminar hacia el "lugar de encuentro", pero sintió una mano tomando su brazo.

-Me debes una cita a comer helado- dijo Bruno sonriente.

"Que romántico, helado en el Inframundo" pensaron María y Ana, quienes escuchaban detrás de la puerta.

-Si, cierto- se sonrojó "Malditas mejillas" pensó- Te parece... ¿Mañana?- él asintió- entonces hasta mañana.

-Hasta mañana- dijo para luego salir de allí, junto con las chicas.

Después de caminar un buen rato; Bruno se detiene frente a una puerta que, por primera vez para las chicas, estaba en mejores condiciones que cualquier ota cosa alrededor. María abre la puerta y echa un vistazo a su nueva habitación.

-Bueno, las dejo, que se diviertan- Bruno se despide con la mano y se va.

Ana entra junto a María.

La habitación era algo grande, habían dos literas pegadas a cada lado de la pared, y una cama individual en el centro. Las paredes estaban en un gris claro, un poco descuidado. Había una pequeña mesa de noche, "decorado" con una pequeña lámpara.

-¿No vamos a salir de aquí verdad?- le pregunta Ana sentándose en la cama central.

-No digas eso, saldremos pronto de aquí- Le dice María en un tono bajo, mientras le pone una mano en el hombro.

-¡Este lugar es horrible! Y, de paso, ¿Recuerdas lo que decía la nota? Porque yo si. "Pensarlo dps veces al girar la perilla, ya que al entrar no hay vuelta atrás"- dice acentuando las cuatro últimas palabras.

-Ana... calma, eso no tiene porque suceder así- dice María intentado calmar los nervios de su amiga y los suyos propios.

Ana se acuesta de espaldas en la cama y la puerta se abre de golpe montrando a Sophie y Danny en el umbral, Ana se sienta al instante, debido a la impresión.

-¿Danny? ¿Sophie? ¿Qué hacen acá?- pregunta alamrada.

-No, la pregunta es, que hacen ustedes acá- dice Sophie acentuando "ustedes" y señalándolas.

-Trabajaremos con Bruno- dice María sin darle mucha importancia al asunto.

-¿Es en serio?- pregunta Danny sonriente.

-Si genio, es en serio- le responde María mirándolo.

-¿Alguien está un poco amargada hoy no?- dijo Sophie, Danny rió un poco pero Ana se quedó seria, sabía que si María estaba molesta, por cualquier motivo, no podía decírsele nada.

-¿Qué dijiste?- María la miró desafiante.

-Dije que eres una amargada.- la castaña levantó una ceja.

-Por lo menos soy una margada y no una rubia teñida- se defendió.

-¡No soy teñida! Es natural- La rubia miró a Danny en busca de ayuda.

-¿Qué?- el peliazul levantó las manos- Tú solita te los buscaste, Sophie- Ana rió y chocó las manos con Danny.

-¿Quién es la amargada ahora?- dijo María cambiando su expresión molesta por una victoriosa, Sophie bufó y salió de la habitación.

-Presiento que nuestra estadía acá será aún más larga- rió Ana refiriéndose a la reciente pelea.

-Espero que así no sea, más le vale a esa "rubiecita" mantenerse al márgen- María se sentó en la cama.

-Chicas, Sophie no es tan odiosa como parece...

-¿Ah no?- preguntó María sarcásticamente.

-No, es una larga historia, Sophie es así por todo lo que aquí pasa... No le gusta, y siempre se sintió culpable de habernos metido en este lío.

-¿Frustación?- preguntó Ana.

-Si, eso.

-¿Por eso la tal Ángela también es así?- Preguntó María, Danny suspiró.

-Les contaré la historia de Annie y Ángela.

"Aula 19"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora