Jungkook es un conejo bastante protector y amoroso, tal vez demasiado. Sobre todo cuando se hace cargo de cuidar de unos pequeños gatitos y se encariña del gatito de manchitas llamado Hobi y bueno, aquello le será un problema ya que ese gato tiene u...
El veterinario se quitó su máscara y negó con tristeza. A lo lejos se encontraba Hoseok con su patita ya vendada, logró escuchar las palabras de aquellos humanos y como los ojitos de Jungkook se aguadaron y se puso a llorar más, haciéndose bolita en el suelo. Yoongi y los demás gatitos agacharon su mirada.
—Lo siento, también murieron los pequeños. La falta de sangre llegandole por parte de su madre...hizo que murieran—el hombre suspiró con pesar escuchando los llantos de la dueña de Jungkook llorando y sentándose en la silla.
—¿No se pudo salvar a ninguno?—preguntó la mujer aún con vana esperanzas.
—No señora, a pesar que vine lo más rápido que pude...ya era tarde para ella y sus crías. Además uno de los dientes del perro le perforaron su vientre por igual... esa conejita debió sufrir mucho...
Hoseok agachó su mirada y sin decir más subió las escaleras en silencio, dando saltos torpes por su patita lastimada.
Yoongi se acercó a Jungkook, frotando cariñosos sobre él, el conejito abrió sus ojos mirando al gato blanco.
—Es mi culpa.
—No Kookie.
—Si no hubiese dejado que saliera, si yo...la hubiera mantenido salva, ella estaría aquí y...Hoseok no estaría lastimado.
—Kookie, no podías prevenirlo.
—¡Si podía!—chilló con pesar—ni siquiera pude defenderla...me quedé paralizado. Como un cobarde...
—No ibas a poder con esos perros Jungkook, eran muy peligrosos, podían haberte matado a tí también.—susurró Yoongi pasando sus pata por la cabeza de Jungkook. Contempló a la humana que se llevaban dentro de una caja el cuerpo de Bomboncito para ir a enterrarlo y hacerle un pequeño funeral—ve a despedirte de Bomboncito Kookie.
Hoseok ingresó a su cuarto, contemplando aquella enorme cama que se mantenía muy limpia. Se subió con dificultad hasta acostarse, recordando las lágrimas de Jungkook y en como este trataba desesperado de despertar a la coneja. Cerró sus ojos con mucha tristeza, Kookie debía estar pasandola muy mal.
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Decidió bajar las escaleras, para darle un pésame a Jungkook, pero antes ingresó al cuarto, sin saber, un instinto lo hizo querer ingresar. Escuchó unos pequeños chillidos y extrañado, se subío rápido encima de una mesa donde estaban unas mantas enrolladas, adentro permanecían los cuerpos de los gazapitos que sacaron e intentaron salvar.
Notó un leve movimiento y desesperado quitó el enrollo de sabana, escuchando un suave sonidito que se escuchaba más como un débil silbido. Sus ojos se aguadaron al ver a una pequeña bolita muy chiquita que respiraba con dificultad y abría la boca, parecía tener hambre. Hoseok agarró con cuidado aquella cría y corrió como alma que se lo llevaba el diablo escaleras arriba.
Al ingresar al cuarto, metió al conejito bajo las colchas, luego fué por los trapitos calentadores que le había recolectado para mantener en calor a una de sus crías y enrolló con cuidado al tierno, se metió bajo la sabanas con toda criatura.
