Jungkook es un conejo bastante protector y amoroso, tal vez demasiado. Sobre todo cuando se hace cargo de cuidar de unos pequeños gatitos y se encariña del gatito de manchitas llamado Hobi y bueno, aquello le será un problema ya que ese gato tiene u...
Jungkook ingresó por la puerta de la casa y al hacerlo. Yoongi le miró con seriedad. El conejo pasó de largo, buscando a bomboncito, al hacerlo, vío a la conejita acicalando sus mejillitas. Ella al verlo sonrió muy feliz, corriendo rápido en dirección de su Kookie y se tiró encima de él.
—¡Kookie! ¡Te eché de menos!—comentó y sonrió batiendo sus pestañas—¿Ya encontraste a Hobi?
—Sí...pero él no quiere regresar bomboncito. Está aún molesto, ya pasé rogandole, le lleve ratitas tal como dijiste que se le podía conquistar la panza a un gato y no funcionó.
Bomboncito agachó sus orejitas.
—Deja que hable yo con él ¿Si Kookie? así sabrá que no tengo nada en contra, podemos criar a los bebés juntos. Seguramente es mi culpa, no le caigo bien...supongo—comentó con tono triste.
—No bomboncito, afuera es muy peligroso, además, pronto tendrás a nuestros gazapitos.
—Solo estoy a unos días Jungkook, no es la gran cosa. Todavía puedo moverme—comentó con orgullo.
—No Bomboncito.
Bomboncito tragó duro y desvío la mirada.
—Oye, Kookie...¿Lo amas?
El conejo subió de un solo su mirada al escuchar aquello y sus orejas se agacharon sin poder mentir ante las reacciones de su propio cuerpo.
—Bomboncito...
—Sólo sé sincero...¿Tu amas mucho a ese gato?
Jungkook afirmó con lentitud y Bomboncito suspiró al escuchar aquello, apretó los labios y luego sonrió con dulzura.
—Gracias por tu verdad Kookie.
—¿Estás molesta, Bomboncito?
—Solo estoy triste; pero no puedo meterme en los sentimientos y obligarme a que me ames—comentó—no es algo que se fuerza. Ahora descansa un rato, iré con mi dueña, ella me dará un rico baño—sonrió sacudiendo su cabecita.
Jungkook afirmó y se metió dentro del nido, para descansar un rato. Bomboncito salió de aquel cuarto y en silencio, percatandose que nadie la notara, salió de aquella casa en búsqueda de Hoseok para pedirle que regresara a la casa.
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Hoseok se encontraba del otro lado de la acera de la mansión. Vió a lo lejos a la coneja salir de aquella casa. La conejita pasó la calle saltando y al ver a lo lejos al gato de manchas sonrío feliz, apresurando más sus pasos. Hoseok suspiró desviando la mirada sin comprender que hacía esa coneja allí.
—Hola hobicito—dijo la conejita con su voz dulce.
—¿Qué quieres pelusa blanca?
—Yo...no sabía que te sentías atraído por Jungkook, hasta que me enteré del embarazo. Digo, no creo que te ibas entregar a Kookie solo porque sí. Cuando era chiquita conviví con gatitos y comprendí que ellos solo se acercan a quienes les cae bien.
