Respiro hondo.
Cuento hasta diez lentamente; no es por que esté nerviosa, ya he estado aquí antes. Intento no pensar en el enfado que me provoca pensar que mis padres me hayan enviado a vivir con mis tíos, a cientos de kilómetros de distancia de mi hogar, habiéndome dado tan solo unas semanas de margen para prepararme y tenerlo todo listo. Suspiro resignada, y me dispongo a salir del aeropuerto de Incheon, Corea del Sur, cargando mi equipaje a duras penas. Se suponía que mi tía Nora y mi tío Jaesoo me estarían esperando para recogerme, pero no los veo por ninguna parte.
Llevo un cordón de mis deportivas desatado, casi puedo oler el desastre antes de que ocurra.Me tropiezo y caigo hacia adelante con mochila, maleta y bolsa incluidos, y me quedo unos segundos en el suelo replanteándome toda mi vida y el por qué de mi existencia antes de levantarme a comprobar si alguien me ha visto. A mi izquierda está la puerta del aeropuerto en la que supuestamente he quedado con mis tíos para que me recojan, en la que ahora mismo hay bastante revuelo. Una multitud de personas que no parecen diferenciarse mucho de mí en edad se encuentra concentrada alrededor de un grupo de chicos que intentan abrirse paso. Sigo la fila de personas con la mirada, hasta toparme con unos ojos que me observan entre divertidos y contrariados. Un chico me ha visto caerme, y está haciendo un esfuerzo importante para no partirse de risa. Entorno los ojos, y el chico se da cuenta de que lo estoy mirando. Hace como que no ha visto nada y sigue caminando, parece que vaya a explotar de tanto aguantarse la risa. Dos segundos más tarde borra la expresión de su cara como si se la hubiese llevado el viento, para ofrecer un gesto totalmente impasible. De vez en cuando sonríe forzadamente y saluda a la gente con un leve gesto. Recojo mi bolsa del suelo mientras observo al chico marcharse, y veo cómo la multitud se aleja con él y los otros chicos que le rodean. Ha pasado todo tan rápido que me pregunto si me lo habré imaginado. Doy dos pasos más, pero presto atención inconscientemente a los gritos de la multitud.
-¡Chanyeol-ah, te quiero!
-Chanyeol-ah, ¡mira aquí!
-¡Oppa, te ves muy bien!Mis neuronas por fin realizan la función que a veces olvidan que tienen y reconozco al chico. Es Park Chanyeol, uno de los ídolos más famosos de la industria coreana. Y me ha visto caerme al suelo súper patéticamente. ¡Genial! El día no podía estar yendo mejor.
Veo a la multitud desaparecer al doblar una esquina, mientras pienso en lo que acaba de ocurrir. Acabo de cruzarme con EXO, uno de los grupos de k-pop más conocidos mundialmente. Seguramente vayan a algún lugar en el extranjero para cumplir con sus apretadas agendas. Me gusta mucho su música, pero paso totalmente de obsesionarme hasta el punto de correr detrás de ellos en un aeropuerto gritando sus nombres. Soy demasiado vaga para eso y no me da la vida como para ser tan entusiasta, además de que no es muy respetuoso por parte de esa multitud de fans agobiarles de ese modo. Bueno, al menos Chanyeol se ha divertido un rato viéndome comerme el suelo.
Pongo los ojos en blanco y arrastro la maleta hasta la puerta para esperar a mis tíos, a ver si tengo un poco de suerte y el día se desarrolla sin más sobresaltos.
Aunque tampoco es que suela tener suerte.
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La Fiesta de las Sirenas
FanficAlly, de diecisiete años, se ve envuelta en un laberinto de historias entre diferentes idols de la industria coreana en un extravagante escenario: un crucero de lujo. El amor, la amistad, la justicia y el peligro acechan a Ally desde que sube al SS...