Amores indecisos, palabras descubiertas y partituras mojadas.

Capitulo 2: Encuentro mutuo

Querido Diario:

Algo en mi florece como las amapolas en un campo después de la lluvia de Mayo. ¿Por qué me sucede esto a estas alturas de la vida?, es un sentimiento contradictorio, una pizca de amor y miedo sin ninguna excepción.

Una chica bipolar, que ama rápido y olvida lento, pero a la vez que desconfía hasta el gran extremo del abismo más profundo de un alma que nunca fue querida y que teme amar por miedo a la falsa correspondencia, simplemente una chica sin experiencia en estos menesteres, ignorante del amor y sus sentimientos, sensaciones. Un mundo de impresionantes bombas de relojería que reflejan dos corazones sedientos de amor, protección, compañía...

Sigo pensando que deparara a estos corazones solitarios y sin hogar el misterioso y a la vez impactante destino. Todo sucedió por una simple casualidad, un encuentro inesperado, y allí estabas tú, tus 1'70 de alto, tu delgadez notable, tu rostro pálido, tus verdes y profundos ojos, tu blanca y a la vez entristecida  sonrisa, ocultando el dolor y la soledad en tus locas pero divertidas tonterías, un ser nervioso, pero a la vez desgraciado, romántico pero a la vez un alma desolada y desierta. Un ser adecuado a mi semejanza, un ser que oculta su soledad y su desconcierto a través de la enorme sonrisa y unos ojos tan profundos como la esperanza y tan verdosos como el trébol de cuatro hojas que  escondió, entregándomelo sigilosamente como señal divina e perfecta de tu encuentro, nuestro encuentro, encuentro que sería mutuo.

Me invaden las ganas de agarrarte la mano con fuerza, correr por un templo sagrado, gritar a los cuatro vientos tu nombre sin el temor de que dirán, tumbarme a tu lado y observar como tu mirada intenta penetrar en mi delicadamente como un puñal se adentra en la piel antes de que esta se abra convirtiéndose en corte, herida profunda, cual amana sangre como el agua deslizándose por el Niagara.